El primer amor de Sofía Vergara

Mar, 08/02/2011 - 09:11
Al ver una foto de José Luis González –conocido por todos en Barranquilla como Joe‒, es imposible no preguntarse cómo hizo para ser el primer amor de Sofía Verga

Al ver una foto de José Luis González –conocido por todos en Barranquilla como Joe‒, es imposible no preguntarse cómo hizo para ser el primer amor de Sofía Vergara. Cuentan que era tan feo que había un mesero en el Country Club al que le decían Joe González, sólo para burlarse de él. Envidia, se podría pensar, por si era tan feo, ¿cómo logró ser el papá del hijo de la tercera mujer más deseada del planeta, según la revista estadounidense AskMen? Los que lo conocen dicen que este es un caso en donde la personalidad, y no el ser bien parecido, vale todo.

Ricardo González Ripoll, el papá de Joe, fue dos veces alcalde de Barranquilla, y quizá su arquitecto más destacado, con obras como el edificio del Sena y el aeropuerto internacional Ernesto Cortissoz. Durante su infancia, fue compañero de colegio de Gabriel García Márquez, en Zipaquirá, y años después el Nobel escribiría unas cuantas líneas para alabar su obra. González Ripoll ya había sido presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos cuando su hijo menor se enamoró de una mujer casi diez años menor que él.

La década de los ochenta estaba a punto de llegar a su fin cuando Filiberto Manzini, un amigo en común, los presentó en el Country Club y la conquista comenzó de inmediato. Sofía, de catorce años, andaba aún con su uniforme del colegio Marymount, y Joe ya la cortejaba en su moto, una Yamaha 600 c.c. reformada por él mismo y que producía tanto ruido que anunciaba su llegaba a un lugar con varias cuadras de anticipación.

Él se obsesionó con ella, que pese a no ser famosa en ese entonces ya era considerada la adolescente más bonita de la ciudad. La esperaba a la salida del colegio, pasaba por ella a las fiestas de quince años de sus amigas, llegaba a donde estuviera. Se veían en los restaurantes callejeros de comida rápida que pululaban por ese entonces en Barranquilla. Algunos amigos de Joe no estaban de acuerdo con que frecuentara sólo a una niña al tiempo, y así se lo hicieron saber, pero él estaba enamorado. Se dice que además de atraerle su belleza física, le llamaba la atención el hecho de que fuera virgen. Del otro lado, la familia de ella se opuso y le prohibió verlo. Sofía nunca hizo caso y cuando la relación se hizo evidente empezó a verlo a escondidas.

La hoy actriz de la serie Modern Family siempre fue pretendida por jóvenes de la alta sociedad barranquillera, que además de dinero eran bien parecidos. Joe, en cambio, apelaba a su personalidad, arrolladora y tranquila al mismo tiempo, a las palabras de amor que le decía y a la insistencia. Dicen también que en su juventud recorría en menos de una hora la distancia entre Barranquilla y Cartagena para ver a una novia, durante la media hora de su recreo. Gestos así enamoran hasta a una estrella de Hollywood.

Con el tiempo, la familia de Sofía aceptó a regañadientes la relación. Así empezaron dos años de amor intenso, de peleas constantes y reconciliaciones. Sofía era una niña tan deseada como consentida, tanto que a Joe lo bautizaron “Kid cachetada”, porque fueron muchas las que ella le dio en público. El noviazgo trascurrió entre altibajos y tuvo resonancia nacional cuando Sofía protagonizó el comercial de Pepsi que la lanzaría a la fama. Mario Mitrotti, la persona que escogió a Sofía para el comercial, cuenta que Joe iba todos los días al rodaje en el Hotel Irotama, en Santa Marta, y que  eso entorpecía el trabajo en ocasiones. 

http://www.youtube.com/watch?v=RtTe4AuTtto

Pero transcurrió poco más de un año entre el video y el embarazo de Sofía. La relación había terminado semanas atrás y ella se preparaba para estudiar odontología en Bogotá. Una noche de sábado, Joe estaba en la calle junto a un centenar de personas listos para bailar el Garabato, uno de los bailes tradicionales del Carnaval de Barranquilla, cuando ella apareció para decirle que esperaba un hijo suyo.

Mientras que su reacción inmediata fue decir que él quería casarse con ella y reconocer el hijo, la de Rafael, un hermano de Sofía que falleció años atrás, fue decir que lo iba a matar. Joe se asustó tanto que anduvo un par de días con chaleco antibalas, hasta que tuvo la oportunidad de hablar con “Comegato” ‒así le decían a Rafael‒ y aclarar todo.

Mientras tanto, Margarita, la mamá de Sofía, habló con quien sería su yerno para que no se casara con su hija. Le dijo que tuvieran al hijo, que se fueran a vivir juntos si así querían, pero que esperaran un tiempo de convivencia para ir al altar. De poco sirvió, porque meses después Joe y Sofía se casaron en el mismo lugar donde se conocieron, el Country Club. Uno de los regalos fue una escultura hecha con una botella de Pepsi, para recordar el comercial que Sofía había protagonizado tiempo atrás.

Con el matrimonio volvieron los problemas del noviazgo. Sofía viajaba cada tanto a Bogotá para trabajar, y en uno de esos viajes Joe la siguió a escondidas. Le habían contado que ella se veía con otro hombre cuando viajaba a la capital. Los rumores fueron ciertos, y Joe descubrió a Sofía en una discoteca de La Calera con otro hombre. Ese fue el final del matrimonio, que duró poco menos de dos años.

El resto es historia. Sofía viajó a Miami a presentar un casting y fue elegida para presentar el programa de Univisión Fuera de Serie. Así empezó su carrera internacional, hace dieciséis años. “La Toti”, como le dicen desde niña, salió en un episodio de la afamada serie Baywatch, incursionó en Hollywood, apareció en Amas de casa desesperadas y tuvo romances con estrellas como Luis Miguel, Enrique Iglesias, Tom Cruise y Mark Wahlberg.

Sofía hoy es toda fama. Se le considera una de las mujeres más deseadas del mundo y su personaje de Gloria Delgado-Prichett, en la serie Modern Family, es visto por no menos de doce millones de televidentes en Estados Unidos y el mundo. Su interpretación le ha valido dos nominaciones a los Globos de Oro y un premio Screen Actors Guild.

Joe, en cambio, ha llevado una vida más tranquila. Amenizó fiestas en Barranquilla como DJ Joe, montó el Joe’s Bar y tuvo un taller de mecánica, una profesión que estudió en Estados Unidos. Hoy trabaja en construcción en la empresa de su familia, está casado con Ana María García, una mujer tan o más bonita que Sofía, y juntos tienen un hijo, Niko, de cuatro años, el hermano medio de Manolo.

Joe y Sofía tienen una relación cordial. Hablan poco, siempre para temas referentes a Manolo, que a sus 19 años estudia cine en Estados Unidos. Cada diciembre viaja a Barranquilla para pasar las fiestas de fin de año con su familia paterna. Su padrino de bautizo es Filiberto Manzini, el mismo que presentó a sus papás en los años ochenta.

Filiberto y Joe prefieren guardar silencio sobre el pasado de Sofía. Saben que a ella no le gusta que los medios publiquen historias sobre el tema. Hace poco se disgustó por una noticia que afirmaba que Joe aún tenía esperanzas de reconquistarla. Ese chisme está muy alejado de la realidad. Sofía, Joe y Manolo forman una familia moderna.

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