Por @Lauquiceno
Dos escritores latinoamericanos marcaron a varias generaciones de autores. Gabriel García Márquez con el realismo mágico y Roberto Bolaño, con una literatura visceral y que se conoció como el “antiboom”. Los dos, desde orillas diferentes son considerados las voces más importantes de la literatura en Iberoamérica.
La muerte del creador de Remedios la Bella, Angela Vicario y Fermina Daza, desató una serie de publicaciones de algunos escritores que expresaron la admiración por el colombiano más universal. Por ejemplo, la escritora Leila Guerriero en su columna “La larga herencia de estos años”, publicada por El País de España, destaca la labor periodística del Nobel colombiano:
“Supo, desde el principio, que el lugar de un reportero no era la calma burocrática de un escritorio sino la calle. Salir, ver y volver para contar fueron los tres movimientos naturales que incorporó en aquellos años, y en los que siguió creyendo hasta el final,” escribe Guerriero.
Consultamos a otros escritores latinoamericanos sobre su obra preferida del Nobel y una anécdota del día en que lo conocieron.
“Era un genio, aunque no esté de moda decirlo entre los escritores de mi generación”, Antonio Ungar.
Antonio Ungar ganó el Premio Herralde de Novela 2010 con Tres ataúdes blancos. Hizo parte de la antología Bogotá 39 junto a otras voces literarias como Andrés Neuman y Wendy Guerra. El descubrimiento de la obra de García Márquez influenció su obra:
—Lo leí en el colegio y en los primeros años de universidad. Era un genio, aunque no esté de moda decirlo entre los escritores de mi generación. Me mostró que todo podía hacerse con la palabra escrita, que a un lector se lo podía llevar por paisajes inverosímiles y difíciles.
El escritor colombiano vio al Nobel en el 2007 en el marco del Hay festival en Cartagena. Sobre sus obras más logradas Ungar destaca Cien años de soledad y El amor en los tiempos del Cólera.
—De García Márquez me gustan todas, menos las últimas y los cuentos. Todos los libros y textos de preparación para el universo de Cien años de soledad son una maravilla. Por supuesto también El amor en los tiempos del cólera, un ejercicio técnico muy difícil y magistralmente resuelto.”
Sobre el legado de García Márquez, Ungar no sintió una presencia tan cercana como la generación predecesora de escritores:
—Supongo que a cada uno lo influyó de manera distinta. Tuvimos la ventaja de leerlo como un clásico, casi como un escritor no vivo. No sentimos su fuertísima presencia muy cerca, como le pasó a la generación anterior, que tuvo que escribir 'con Gabriel García Márquez' o 'contra Gabriel García Márquez' y eso nos dio mucha libertad al leerlo e interpretarlo.”
“La desmesura de Gabriel García Márquez era tal que hasta quien no lo conoció tiene una anécdota de cuando lo conoció”, Diego Fonseca.
Es editor asociado de la Revista Etiqueta Negra. Ha publicado en diversos medios internacionales: Gatopardo, Expansión, El Universal y Emeequis de México, El Malpensante y Soho de Colombia, Orsai en España, Página ½ en Argentina y Prodavinci de Venezuela.
Es el editor de los libros Crecer a golpes: Crónicas y ensayos a cuarenta años de Allende y Pinochet y de Sam no es mi tío: veinticuatro crónicas migrantes y un sueño americano.
— Gabriel García Márquez fue uno de mis padres literarios, de modo que alguna vez procuré cumplir la comisión edípica de asesinarlo. Andaba en mis veinte, cambiando de aires de la literatura latinoamericana al periodismo estadounidense de principios de siglo, por lo que, de Cortázar a García Márquez, todo me resultaba exasperante, de un existencialismo pueril a un barroco pegajoso. Era preciso negar su existencia para tener una oportunidad bajo el sol. Por fortuna los años ayudan a que frenemos la tendencia al atropello y recuperé a Gabriel García Márquez como uno, adulto, recupera a un padre: alguien que está allí para contarte qué es la vida.
Para este argentino, “Cien Años de Soledad”, lo lleva siempre de regreso a su pueblo natal, La Varillas, en la Pampa Argentina:
— Mi primer texto fue “Cien años de soledad”, pero volví a él con “El amor en los tiempos del cólera”, que quedó como mi favorita. Nací en un pueblo pequeño, en la pampa argentina, y esos territorios son espacio de exageración y desolación, tan lejos de todo que todo parece demasiado nuevo a cada rato. El grupo de obras de Gabriel García Márquez que están dentro del llamado realismo mágico me llevaban siempre a esa ciudad. En mi pueblo había Melquíades y teníamos un coronel expectante, alguien siempre moría por amor y las enfermedades eran brutales. En el medio de la pampa, sin mar de por medio, teníamos pescadores mentirosos, grandes fabuladores creadores de historias. Cada uno de esos tipos te conectaba con un fragmento de la experiencia humana. Y lo que encuentro en García Márquez es esa enorme capacidad para mostrar que, bajo mil capas de sofisticación, somos seres tocados por vivencias similares. Amamos y soñamos, perdemos y ganamos. Las historias de Márquez se leen en todo el mundo porque todo el mundo está en ellas: son un tratado de lo universal de la condición humana.
@DiegoFonsecaDF
“Yo he dicho que era un narrador-encoñador, pues el que entraba en su prosa ya no volvía a salir”, Alberto Salcedo Ramos
Uno de los cronistas más importantes de Colombia, ganador del Premio Ortega y Gasset de periodismo en el 2013 por 'La travesía de Wikdi' publicada en la Revista Soho destaca la prosa exuberante del Nobel:
— García Márquez es un escritor inspirador. Creó una literatura de extraordinaria belleza, caracterizada por la inventiva, la desmesura, la sensualidad. He dicho que era un narrador-encoñador, pues el que entraba en su prosa ya no volvía a salir. García Márquez no solo contaba historias, sino que además lo hacía con una voz personal fácilmente identificable desde la primera hasta la última línea. Una voz caracterizada por un estupendo aliento poético y por un sentido del ritmo tan hipnótico que parecía determinado por un brujo.
Se conocieron en el 2004, en Monterrey, México, en un encuentro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. A Salcedo le llamó la atención lo Caribe de Gabo a pesar de más de cincuenta años fuera de su país:
— En aquella ocasión tomó whisky, bailó cumbia y nos deslumbró a todos con su gracia Caribe sin par. Eso también me llamó mucho la atención: Gabo había salido del Caribe hacía más de medio siglo, pero era más Caribe que muchos que jamás se han ido. Eso me reafirmó en mi vieja convicción de que el Caribe no está allá afuera, sino adentro de uno mismo.
Para el escritor que relató la vida de Kid Pambelé en “El oro y la oscuridad”, no hay dudas de que Cien Años de Soledad es la obra cumbre del Nobel:
— Su mejor libro es Cien años de Soledad. Es una cumbre de la lengua castellana, un libro ambicioso que crea un universo en el cual se siente reflejada toda América Latina, y a través de una trama, que pasa por siete generaciones, traza un retrato demencial y hermoso de lo que somos.
@SalcedoRamos
“De una charla con Gabriel García Márquez surgió mi novela, “El príncipe” que es mi humilde homenaje a mi libro preferido: “El otoño del patriarca”, Federico Andahazi
Para el escritor argentino Federico Andahazi, autor de “El Anatomista” y Premio Planeta Argentina de novela 2006 por El conquistador; García Márquez fue el escritor que abrió el camino a nuevas generaciones:
— Conocí a Gabriel García Márquez en París, en el marco de un congreso organizado por la UNESCO, en 1998. Tuve la oportunidad de conversar extensamente con él y de esa charla surgió mi novela, “El príncipe” que es mi humilde homenaje a mi libro preferido: “El otoño del patriarca”. Para mi sorpresa, en respuesta, él comenzó a recordar pasajes de mi primer libro, “El anatomista”. Yo no podía creer que el escritor que yo más admiraba hubiese leído un libro de mi autoría y que, además, se dignara a tener palabras tan generosas. Lo considero un maestro en el sentido más amplio del término; no como un mero título, sino como un escritor que tuvo el mérito nada frecuente de abrir el camino a las nuevas generaciones. Lamentablemente, hubo una pequeña camada de autores (pequeña en todo sentido) que despreció la obra y el legado de García Márquez. Obviamente, ninguno de ellos llegó a sobrevivir literariamente a quien yo considero el mejor escritor de lengua castellana de todos los tiempos.
@andahazi
“La primera vez que lo ví, se enfureció cuando un alumno grabó su clase sin permiso. Salió del salón dando un portazo y nos dejó a todos paralizados y mudos. Más tarde volvió, sereno, a darnos consejos de viejo,” Patricia Nieto.
Es periodista de la Universidad de Antioquia, especialista en literatura latinoamericana de la Universidad de Medellín. Actualmente termina un doctorado en comunicación en la Universidad Nacional de La Plata (Argentina). Fue redactora y editora de El Mundo y La Hoja de Medellín. Con su libro Llanto en el paraíso. Crónica de la guerra en Colombia ganó el Premio Nacional de Cultura-Universidad de Antioquia.
Nieto es colaboradora de la Revista Anfibia de Argentina dónde publicó: “Te preferíamos muerto de amor”, un homenaje íntimo a la obra del Nobel.
— A Gabriel García Márquez lo vi dos veces. Una, cuando la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano daba sus primeros pasos y yo era una joven alumna de su taller. Dos, cuando cumplió 80 años y los celebró en la misma fundación en un taller dirigido por Alma Guillermoprieto. La primera vez, se enfureció cuando un alumno grabó su clase sin permiso. Salió del salón dando un portazo y nos dejó a todos paralizados y mudos. Más tarde volvió, sereno, a darnos consejos de viejo. La segunda vez me dediqué a contemplarlo, a quererlo desde la distancia. No me sentía con derecho a pedirle nada. Él ya nos había dado un mundo maravilloso y eso era suficiente. La siesta del martes es el cuento que recuerdo con mayor afecto. Lo leí cuando era adolescente. Me embrujó. Me hizo desear una vida.
El día que conocí a García Márquez
Lun, 21/04/2014 - 15:57
Por @Lauquiceno
Dos escritores latinoamericanos marcaron a varias generaciones de autores. Gabriel García Márquez con el realismo má
Dos escritores latinoamericanos marcaron a varias generaciones de autores. Gabriel García Márquez con el realismo má