Carlos Holmes Trujillo, el mentor

Se tiene el prejuicio de que los políticos o las personas que ocupan altos cargos del país tienen una agenda tan apretada que no responden los mensajes a través de su WhatsApp. Sin embargo, Nicolás Ordóñez, un joven de 23 años que apenas estaba por graduarse de la universidad, se atrevió a pedirle una cita por ese medio a Carlos Holmes Trujillo sin imaginar cómo su osadía cambiaría la vida de ambos.

Mientras el exministro luchaba por su vida, se hizo viral una carta cargada de emotividad escrita por Nicolás, quien ya tiene 26 años. En ella describió la faceta de Trujillo como mentor, que le dejó enseñanzas inolvidables para el resto de su vida.

Hace ocho años que el joven empezó en la política y le siguió la pista al ministro desde el inicio: “Lo seguí como precandidato del partido, luego como candidato a la vicepresidencia y como vocero del Centro Democrático en el plebiscito. Cuando él decide ser precandidato lo busco a través de WhatsApp y me da una cita”. 

Después de ese encuentro no se volvieron a separar. El exministro perdió en la consulta del partido contra su amigo, el ahora presidente de la República Iván Duque, y fue designado como director político del Centro Democrático. Desde ese momento, Carlos Holmes invitó a Nicolás a formar parte de su equipo. 

“Nunca imaginé que casi que a ojo cerrado y sin conocerme aún, accediera a hacer una agenda que le propuse en Santa Marta y Riohacha. Simplemente confió y las cosas se dieron”, Nicolás Ordóñez en entrevista con KienyKe.com.  

Luego de acompañar a Carlos Holmes hasta su ingreso al Gobierno como canciller, invitó al joven Nicolás a ser su secretario privado. Después, cuando asumió la cabeza del Ministerio de Defensa, Trujillo lo adhirió nuevamente al equipo como asesor del despacho.  

Carlos Holmes Trujillo, el ser humano 

Entre nostalgia, alegría y complicidad, Nicolás, con quien Trujillo hablaba a diario, recuerda ese ser humano que curiosamente atendía con más dedicación e importancia los asuntos pequeños que los grandes, le encantaba recorrer las regiones de Colombia, amaba los libros, la buena gastronomía y odiaba la corrupción.  

“Él siempre estaba pendiente de los temas nacionales, del ministerio, de los temas políticos, los medios de comunicación y su relación con el congreso. Su día comenzaba a las 6:00 a.m. y terminaba a medianoche. Nunca descuidaba a sus amigos ni a su familia por su cargo”, comentó. 

El joven se sorprendía por la capacidad que tenía el exministro de sacar el tiempo para leer. Nicolás comentó que en su escritorio siempre había un libro que después exponía en sus debates. 

“Aunque fue un hombre con altos cargos, era muy fácil de complacer debido a su sencillez, era feliz con cosas simples”, expresó. 

Lo que nunca toleró el excanciller fue la corrupción. Antes de iniciar a trabajar con su equipo de trabajo, les pedía que se retiraran si sospechaban de tener alguna investigación a cuestas. 

Frente a las afirmaciones de que hacía política con su cargo y se vislumbraba su candidatura presidencial, el joven expresó que, de ser así, hubiera habido abundancia de contratación, nombramientos o equipos de marketing para mejorar su imagen: “Nunca con sus cargos se hizo campaña, esa fue una de las lecciones que nos dejó a su equipo”.  

Otros aspectos como la puntualidad, que hacía sufrir a los organizadores de los eventos ya que llegaba a la hora indicada y generalmente 10 minutos antes y la humildad son cosas que no se borrarán de la mente del joven Ordóñez.

Un ejemplo del talante del exministro fue cuando visitaron Santa Marta, con un carro que habían conseguido con mucho esfuerzo y un escolta, para cumplir una agenda de medios y reuniones extenuantes. Para entonces, Carlos Holmes no era tan conocido

“Nos causaba gracia que, después de haber vivido estas experiencias, hoy él llegara con un avión del Estado, con diferentes escoltas, varios congresistas esperándolo y diferentes cargos públicos esperando su llegada. Era un sueño hecho realidad, llegar con más vigor y capacidad para trabajar por el país”, recordó Nicolás. 

Los libros que quedaron sin leer…

Nicolás recuerda que la última vez que se vieron él iba a tomar vacaciones y el ministro preguntó cuándo se verían. A los cuatro días recibió una llamada. Era él: quería preguntar cómo avanzaban sus vacaciones y le pidió el favor de visitar unas librerías para traerle unos libros: “Creo que atiné en el gusto porque eligió casi todos. Así se quedaron, comprados, porque no nos volvimos a ver”. 

Además de los libros, Carlos Holmes dedicaba su tiempo libre a su esposa e hijos. “Creo que fue una relación que se convirtió en ejemplo para todos, era la compañía que más disfrutaba”, añadió el joven.

“Era un hombre que ante las cámaras se veía muy fuerte y serio, pero era muy humano, con un sentido del humor increíble y un gusto muy particular, singular y fino por la música o la comida”.   

Finalmente, menciona con orgullo los logros que contemplaron y materializaron juntos: “Logró el debate a nivel mundial de la Corte Internacional Anticorrupción con su liderazgo. También apoyó la llegada de Juan Guaidó como presidente junto con más de 50 países, retiró a Colombia de Unasur para crear Prosur, entre otros”.