Han sido días turbulentos para la ciudadanía. Una reflexión sobre qué significa ser argentino, cuáles son los valores característicos de su cultura, parece tomarse las columnas políticas de Clarín y La Nación, pero han ido más allá y han traspasado hacia los acostumbrados monólogos matutinos de los periodistas deportivos en TyC y Fox Sports: Martín Liberman, Sebastián "el Pollo" Vignolo en el popular 90 Minutos, Diego Díaz en No todo pasa, o Gastón Recondo en Estudio Fútbol. Todos hacen un llamado a la reflexión de Argentina.
Más adentro del alma del país, en los lúgubres pero hospitalarios cafés que pululan por las esquinas, el ágora de los ciudadanos y el punto de encuentro cotidiano para justamente discutir de actualidad, todos expresan su desazón por lo que pudo ser una fiesta inolvidable de la argentinidad en toda su historia (un River-Boca como colofón dorado a las finales ida y vuelta de la Copa Libertadores, por única vez), y terminó avergonzando a una nación entre incidentes violentos.
Como telón de fondo de esta reflexión, de esta crisis de la que los argentinos esperan salir fortalecidos (cerrando para bien el capítulo de la intolerancia en el fútbol), el enfrentamiento en los despachos protagonizado por los dos dirigentes de los principales clubes deportivos del país, Rodolfo D'Onofrio, presidente de River Plate, y Daniel Angelici, presidente de Boca Juniors.
Lo que en principio los unió, un rechazo solidario contra los violentos, ahora parece olvidado. Mientras que Angelici anunció que solicitará ganar la final sobre el escritorio, D'Onofrio rechazó la decisión de la Confederación Sudamericana de Fútbol de jugar en un país distinto a la Argentina y en un estadio diferente al Monumental de Núñez.
De hecho, este miércoles lanzó duras críticas contra Angelici: "Terminá con esto, dejá de presentar carillas, vení a jugar, juguemos el partido. Vos firmaste conmigo y me diste tu palabra. No le hagás caso a lo que te están diciendo que tenés que hacer, te están llevando a hacer algo que no tenés que hacer, no sigás llenando páginas de abogados".
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Un país cooptado por los "barrabrava"
En diálogo con KienyKe.com, Lisandro Sabanés, editor político del portal Letra P y docente de la Universidad Nacional de La Plata, consideró que lo que vive el país en torno a un partido, intentando reconstruir los destrozos dejados por los violentos, es un despertar frente a un problema que trasciende lo deportivo y toca problemáticas políticas y sociales.
"Lo que quedó patente con lo ocurrido es toda la lacra que hay en el fútbol argentino y en su negocio. Fue evidente para todos los argentinos lo que nos negamos a reconocer, por la pasión que tenemos, que el fútbol aquí es un negocio con muchos tintes mafiosos, bordeando la ilegalidad. Quedó en evidencia esa mentira, por lo que hay una gran desilusión en la sociedad", afirmó.
"Los barrabravas tienen mucho poder porque se han logrado transformar en parte del negocio del fútbol argentino. Tienen vínculos políticos y el caso más emblemático es el de la barra de Boca que convivió con Mauricio Macri (hoy presidente), y con Angelici, quien hace parte del entramado macrista. Los intereses políticos y comerciales de los clubes les permitieron a los hinchas radicales obtener mucho más poder y meterse en multimillonarios negocios. Ellos incluso toman decisiones en compra y venta de jugadores y tienen presencia en medios", explicó.
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Son además numerosas las referencias a nexos entre los barrabravas y estructuras delincuenciales dedicadas a todo tipo de prácticas que constituyen enriquecimiento ilícito. Para no ir más lejos, el pasado viernes, previo al encuentro, fue allanada la vivienda de Héctor 'Caverna' Godoy, miembro de "Los Borrachos del Tablón", la barra brava de River Plate. En el operativo se decomisaron 300 entradas al partido y $7 millones de pesos argentinos.
Durante los bochornosos incidentes dentro del estadio entre el sábado y el domingo, días en que se produjeron estampidas y disturbios dentro y fuera del Monumental, se registraron incidentes de hurto de tiquetes de quienes salían hacia sus casas, lo que las autoridades señalan como una práctica destinada a la reventa de los mismos por parte de los barrabravas.
Danilo Menant, analista político y docente de la Universidad del Salvador (USAL), explicó el alcance que tienen dichos grupos criminales: "Hay una íntima conexión entre el allanamiento a Godoy, en el que se decomisaron millones de pesos, y los tiquetes. Hay toda una industria delincuencial ligada a la reventa de entradas. La barra brava de River percibió este operativo como un ataque directo de la política y, en este sentido, el atentado contra el bus de Boca fue una retaliación. La barra hace ver el poder que tiene y el poder de hacer fracasar el partido".
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Una historia de violencia y falta de voluntad
Menant agrega que el problema lleva décadas en la sociedad argentina, pero que el lastre estructural del país en torno al poder de las barras, y fundamentalmente la falta de voluntad por parte de los políticos, han impedido hallar una solución.
"Violencia en el fútbol argentino ha habido siempre. La cercanía de las barras con esos comportamientos lleva décadas. Pero lo que sí ha habido en los últimos 15 años es un fenómeno de incremento del poder de los barrabravas. Hoy por hoy, son núcleos de poder enquistados dentro de la estructuras de los clubes, actores que tienen capacidad de diálogo con las principales fuerzas políticas y reconocimiento de ellas, y capacidad de daño contra el Estado, como se puede interpretar lo ocurrido en los últimos días como respuesta al allanamiento", argumentó.
Por ende considera que la violencia que se está dando debe alertar por fin a los sectores políticos del país si pretenden salvaguardar el bien común de los argentinos: "La violencia histórica en el fútbol argentino era denominada violencia atrincherada, en el sentido en que no dejaba de ser entre hinchadas el clima de hostilidad y tenía como justificación ver a la otra fanaticada como enemiga. Pero esto es diferente ya que hoy por hoy se da violencia como signo de disputa por el poder de influencia y negocios que las barras quieren conservar".
Por su parte, Sabanés concuerda en que los políticos nunca quisieron enfrentar el problema porque siempre los vieron como foco de réditos electorales: "Sin duda hay falta de voluntad política para enfrentar el problema, porque así como tienen vínculos con el macrismo lo tienen con la oposición. Son parte del dispositivo actual de poder del país, por lo que no es que se les pueda sacar con una sola decisión, eso tendría muchos costos para la estructura política".
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Incertidumbre
Todavía resta determinar la fecha del encuentro, si bien ya parece un asunto sentenciado el hecho de que se juegue fuera de la Argentina (a pesar de la oposición de D'Onofrio), dado que fue una decisión ya anunciada por el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez. Se puede dar el 8 o el 9 de diciembre. Asimismo, el lugar de la final está por confirmar.
De cualquier forma, más allá del propio partido, los argentinos siguen en busca de soluciones, de salidas políticas y de mitigar un fenómeno que parece fuera de control.