Daniela Vargas, mejor conocida como Tuti Vargas, es una de las creadoras de contenido más influyentes de Colombia. Conocida por su estilo de vida, consejos de belleza y contenido sobre salud mental, ella ha logrado construir una exitosa carrera en redes sociales. Ella fue pionera en el mundo digital, generando miles de seguidores con sus videos en redes. Sin embargo, detrás de su popularidad, la creadora ha enfrentado retos personales profundos, incluyendo problemas de salud mental y adicciones, que ha compartido abiertamente con su audiencia.
En una reciente entrevista en el podcast El Rincón de los Errores, la influencer habló de su arduo trabajo en su bienestar mental y espiritual, mencionando cómo sus relaciones personales y su necesidad de aprobación constante marcaron su vida de una manera significativa. Durante la conversación, ella relató su batalla interna y su crecimiento personal, destacando el papel clave que ha jugado la meditación y el yoga en su proceso de sanación.
Uno de los momentos más reveladores de la entrevista fue cuando Tuti Vargas recordó sus años de adolescencia y su primer acercamiento con las drogas. A los 16 años, Tuti experimentó con la cocaína, una etapa que marcó un período difícil y confuso de su vida. “Tenía un amigo que fumaba mucha marihuana, pero a mí eso nunca me gustó. En ese momento conocí a una amiga, y nos dio curiosidad de probar drogas, fue cocaína. Probamos y me encantó. Fue un consumo corto pero muy intenso, durante como seis meses”, confesó.
La historia de su adicción no estuvo exenta de consecuencias. Vargas relató cómo su madre, al descubrir el consumo de droga, enfrentó la dura realidad y la confrontó de manera directa: “Me acuerdo perfectamente que eso fue el día del ICFES, me llama mi mamá y me dice ‘¿dónde estás? Vente ya’. Yo, como buena adicta, empecé a hacer películas como ‘¿dónde guardé esto?’. Llego a la casa y mi mamá me abre la puerta destrozada, vuelta nada, y me decían ‘¿qué es esto?’". Para Tuti, esa confrontación con sus padres fue el primer “sacudón” de su vida, un momento de culpa y vacío profundo que la obligó a mirar hacia adentro y enfrentar las consecuencias de sus decisiones.
La joven también relató la dificultad de entrar en terapia y enfrentar el síndrome de abstinencia, uno de los aspectos más complejos de su proceso. “Ese síndrome de abstinencia es tenaz, es una de las drogas más adictivas que hay, y empecé a entender a los 16 años cómo estaba funcionando todo mi universo interior. Tantos silencios guardados, tantas soledades guardadas”, comentó. A pesar de las dificultades, Tuti agradece hoy haber vivido esa experiencia, ya que le permitió crecer como persona y enfrentar su realidad de una manera más consciente y positiva.
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Además, Tuti destacó el papel fundamental de su familia en su proceso de recuperación. El apoyo incondicional de sus padres fue crucial para que pudiera superar ese oscuro momento y seguir adelante con su vida. Gracias a su esfuerzo, apoyo familiar y, sobre todo, su determinación, Tuti dejó atrás las drogas y comenzó un nuevo capítulo en su vida, lleno de autodescubrimiento y crecimiento personal.
