
El caso de Daneidy Barrera, conocida como Epa Colombia, continúa siendo uno de los temas más comentados en Colombia. Su condena de cinco años de prisión, tras ser hallada culpable de destruir una estación de Transmilenio durante el estallido social de finales de 2019, sigue dejando huella en la opinión pública. Sin embargo, en su reclusión en la cárcel El Buen Pastor, ella ha enfrentado desafíos que no solo han puesto a prueba su resistencia, sino que también la han impulsado a buscar nuevos caminos de autotransformación.
En una reciente entrevista con Johana Bahamón, la empresaria de queratinas compartió detalles inéditos sobre cómo es su día a día dentro de prisión. Evidentemente, ella ahora enfrenta una rutina completamente distinta. Cada mañana, su día comienza temprano, a las 6:30 a.m., cuando se despierta para darse un baño rápido antes de estar lista para la “contada” a las 7:00 a.m., junto con el resto de las internas del penal.
A pesar de las difíciles condiciones que enfrenta, Epa Colombia ha encontrado formas de sobrellevar su reclusión. “Hago cartas para sanidad, para que me lleven al sicólogo, para que me saquen a [hacer] deporte”, explicó, revelando una de las tareas cotidianas que realiza para gestionar su bienestar dentro de la cárcel. Su vida, aunque restringida, no está exenta de actividades que buscan mejorar su salud mental y física.
Además de su rutina administrativa, Barrera ha hallado consuelo y propósito en su espiritualidad. “Me pongo a leer la biblia, les predico a ellas con lo que Dios me ha dado a mí en la vida”, compartió, enfatizando cómo la religión se ha convertido en un pilar importante durante su tiempo en prisión. Su fe, asegura, la está ayudando a transformar su vida y a encontrar la paz que tanto necesita.
Pero la reclusión no ha sido solo un desafío interno. La bogotana también ha logrado conectar con otras mujeres en el centro penitenciario, y se ha convertido en una especie de guía para quienes, al igual que ella, enfrentan adversidades en su camino. “Hablo con ellas, quiero estar con las personas que hacen bien, que se quieren superar”, señaló, mostrando una faceta más humana de la polémica influenciadora, una que busca inspirar cambios positivos en su entorno.
La cárcel, según Barrera, no está exenta de peligros. En su testimonio, mencionó cómo se perciben temas como “la brujería, la envidia, las drogas”, situaciones que constantemente la hacen reflexionar sobre la necesidad de “coger lo mejor” de todo lo que vive para poder salir adelante de la mejor manera posible. Es consciente de que este entorno puede ser tóxico, pero también ve en él una oportunidad para crecer y aprender.
Entre las lecciones que ha aprendido, Barrera ha aprovechado el tiempo para involucrarse en nuevas actividades. “Estoy aprendiendo a hacer manillas, muñecas, y tejidos con las demás reclusas”, reveló, destacando cómo este tipo de destrezas no solo le permiten mantener su mente ocupada, sino que también la conectan con posibles ideas de negocio para el futuro. Tras cumplir su condena, no descarta emprender proyectos relacionados con las manualidades, como parte de un nuevo rumbo en su vida.