Mabel Moreno es una mujer camaleónica. Ha teñido su pelo de negro, rojo, castaño y rubio. Su personalidad también es cambiante. Hoy su look es algo desordenado. Tiene el pelo largo con reflejos castaños, rubios y naranjas. Detrás de unas gafas rojas y redondas oculta sus ojos grandes y claros. Tiene un sombrero café y unas botas negras, además de un abrigo largo.
A sus 30 años ha pasado por diferentes etapas en la actuación: ha participado en telenovelas, obras de teatro y en la exitosa serie web Susana y Elvira, un papel mucho más maduro e inteligente que definitivamente marcó su carrera. Mabel es una artista a la que le cuesta estar quieta: quiere explorar todos los formatos y eso la ha llevado a escribir y crear varias obras de teatro.
Mientras sube una rampa empinada hasta la entrada de Casa Ensamble, saca a relucir una sonrisa dulce y cálida. Nos lleva hasta una de las salas en el teatro, donde presenta la última obra que escribió: Ven no tardes tanto. Es un cuarto oscuro con una cama angosta cubierta por una manta de color vino tinto y varios cuadros de diversos países y lugares, que reflejan un poco la personalidad de la escritora de esta obra.
-Mabel, ¿es verdad que renunció a su papel de reina cartagenera (conocida como la Cara de bagre) en la telenovela ‘Chepe fortuna’?
-La decisión fue por un asunto muy personal. En Colombia los actores tiene que hacer las tres cosas: teatro, cine y televisión, que me parece un medio muy bonito, donde también hay personajes maravillosos. Sin embargo, mi preferido es el teatro, también el cine, porque el proceso creativo es genial y son esos procesos lo que me interesan. La tele tiene un afán y una premura porque es así. El teatro tiene más tiempo de cocción al hacer una escena, al abordar un personaje, en televisión es más el resultado, pero siento que mientras sea actuar en los tres medios está bien-, responde con una voz dulce y pausada.
El Black Swan
Mabel se define como una persona que no puede estar quieta. Esa inquietud la llevó a ser actriz, y después escritora.
Recostada sobre la pared de la cama en la que hace el papel de Sara reflexiona sobre las dos personas que la habitan: una es Mabel, esa mujer alegre, sensual y enamorada de la vida que brilla y se la pasa echando chistes. La otra es lo que ha llamado el Black Swan (Cisne Negro).
“Tengo los dos extremos muy marcados. Mi Black Swan es melancolía total, me duele la vida, a veces me duele ser yo, estar viva, las decisiones que no he tomado, malo si sí o si no. Ese es mi lado más oscuro, pero está la Mabel que se la quiere pasar echando chistes porque además siento que una de mis grandes cualidades es el sentido del humor, si no ya me hubiera arrastrado mi Black Swan. Amo el baile, el chocolate, los amigos y busco nivelar mis dos lados”.
Acaba de cumplir 30 años y comenzó a hacer las paces con el lado oscuro, lo reconoce como una posibilidad de seguir creando y por eso la más reciente obra de teatro que escribió, Ven no tardes tanto, se trata de las edades donde se entra en crisis.“La protagonista, Martica, estuvo casada muchos años y se divorcia. Después, recuerda a su amigo de infancia: Guillermo y va a cobrarle una promesa, con lo que se demuestra que el amor tarda pero puede llegar. Estoy en el vacío absoluto, en el preguntarme y replantearme un montón de cosas. Uno camina y tiene un piso, después te lo quitan y está bien porque es ahí que uno se cuestiona un montón de cosas y espera que vuelva el piso para entender todo ese revolcón. La vida siempre te va estar sorprendiendo y hay que estar dispuesto a eso”, afirma.
En ese proyecto de obra de teatro la acompañan actores como Gustavo Angarita Junior, Aída Morales y Ana Cuéllar.
-Muchos la reconocen como actriz, pero, ¿de dónde surgió la idea de escribir?
-Escribo desde pequeña, es una pasión que comparto con mi papá y era una manera de encontrarnos. Hace seis años saqué un libro de cuentos (Lo que nos separa nos une) y a partir de un viaje a Nueva York me enamoré del teatro por la posibilidad que da de contar historias muy humanas. Así uní mi pasión por actuar y escribir. Más que una idea esto es una necesidad.
Como escritor, director y actor su referente es Woody Allen. La primera obra de teatro que Mabel escribió, Volví a fumar (presentada en la compañía teatral La maldita vanidad), es la historia de los círculos viciosos en el amor, y de esas relaciones que no se terminan, que vuelven y parecen un ciclo sin final. Lo mismo que a Mabel le ha pasado con el cigarrillo: lo ha dejado tres veces y tres veces ha vuelto a caer. La última vez dejó de fumar por cinco años y hace dos meses lo retomo, con la promesa de dejarlo pronto.
Cuando estrenó esa primera obra de teatro al público sintió pánico y terror, pero ante los proyectos profesionales, confiesa, siempre se ha lanzado de cabeza. “Si te quedas esperando al crítico, al que no le va a gustar, al que compró la boleta y quiere que le devuelvan su plata, pues nunca harías nada”, dice.
Para Carolina Ángel, directora de Mimosa (productora de Susana y Elvira) la elección de Mabel como Elvira fue perfecta porque demostró ser una actriz con mucho talento, fortaleza y conocimiento para poder encarnar el personaje, además de aportarle un toque muy especial. "Mabel es extremadamente puntual, eso la hace sufrir inmensamente, porque el resto de la humanidad no lo es. Es muy dedicada: llega con los libretos estudiados. No es una actriz que se dedica a hacer solo lo que dice en el papel, sino que tiene la necesidad de dar algo más. Los actores tienen un trabajo muy cíclico, por temporadas, pero el hecho de que ella haya explorado el camino de la escritura, y lo haga tan bien, hace que sea mejor actriz. Qué berraquera que se haya lanzado a algo tan difícil para tantos y a un mundo de críticas para mostrar lo que escribe, me parece admirable", dice Ángel.
El placer de interpretar a Elvira
Mabel tiene una personalidad opuesta a la de su personaje de Elvira. Está casada y en una búsqueda personal, no de una pareja como Elvira. Precisamente escribe o actúa para vivir realidades diferentes a la suya. Busca voces femeninas y por eso desde que leyó el guión de la serie web Susana y Elvira quedó encantada. Sintió que era el momento de hacer comedia inteligente (sitcom).
“Cuando leí los libretos me morí de risa y eso no me pasaba desde hacía mucho tiempo. Lo más bonito de esto es que es comedia inteligente y habla desde la mujer, eso es Susana y Elvira”, dice.
-¿En qué se podría diferenciar su búsqueda a la de un personaje como Elvira?
-Mi búsqueda más que por un hombre es personal, de cómo me muevo en la vida y cómo la acepto a diferencia de Elvira que sí está buscando a su hombre. A final de cuentas siento que no hay hombre perfecto y nadie llena tus vacíos. Ese cuento de que el príncipe llegó y fueron felices para siempre, pues no, hay que pedalearle al para siempre, y eso lo hace muy bonito, si no sería muy estático.
-¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Manuela González?
-Maravillosa porque hay mucha complicidad, es un juego. Es la segunda producción que hacemos juntas y tenemos mucha química. Eso se nota en pantalla.
-¿Qué viene en la tercera temporada de la serie?
-No sabemos mucho de las historias de ellas pero buena sí va a estar. Vamos a ver qué pasa con ‘Yo no me llamo Javier’ y es posible que Susana se enrede con alguien también.
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- ¿Cómo le parecen las Susana y Elvira de verdad? Son increíbles y súper distintas entre ellas. Elvira es una mujer callada, pero cuando habla tiene el comentario de humor negro, es cínica. Ahí nos encontramos bien las dos porque es el humor que más me gusta. Es supremamente inteligente: esta mujer tiene un puesto importantísimo. Susana es una persona de mente abierta, sincera, no va con rodeos y esa combinación de ellas dos es genial. -En una entrevista este año afirmó que "a cierta edad ya no se transa por plata", ¿Volverá a la televisión? ¿Tiene una crítica hacia este medio? Este año hice un personaje pequeño para la telenovela de Helenita Vargas, La Ronca de Oro. Si algo he aprendido en estos años es que uno no debe juzgar a nadie. Me parece bien si se siente placer al representar un papel en televisión. A mí me gusta la decantación y el silencio del teatro. Yo personalmente tengo que estar haciendo muchas cosas, si no me aburro de la vida en dos segundos. Por eso me gusta estar en varios medios a la vez. -¿Cómo se define? -Recuerdo una entrevista que le hicieron hace muchos años a Margarita Rosa de Francisco, una de mis actrices favoritas, y ella decía que se sentía como un Ferrari manejado por una monja. Yo siento que esa definición me cae a la perfección. Entre los próximos proyectos de Mabel está la adaptación al teatro de la obra ‘El Oso’ de Antón Chejov, uno de sus escritores favoritos, y la tercera temporada de Susana y Elvira, que estarán lanzando en marzo del 2014. También piensa seguir escribiendo para las tablas y sueña con la posibilidad de que se le abra la puerta del cine. Como su personaje, Martica, desea viajar, seguir viendo el mundo para desaburrirse. “Si pude ser escritora es porque el tiempo me encontró con el trabajo hecho”, reflexiona. Sale del teatro y compra un cigarrillo Cool light esperando que en días se cumpla la promesa de poder dejarlo por un par de años más. @MABELMORENO1 @susanayelvira susanayelvira.com @JuanaRestrepo87 Lea también "Estamos pensando en salir del clóset": Susana y Elvira Carolina Cruz bajó un aguacero de críticas