Según informó la Fiscalía General de la Nación, esta entidad a través de su Dirección Seccional Nariño, judicializó a los dos soldados implicados en el presunto abuso sexual de dos menores pertenecientes al resguardo indígena Sol de los Pastos, en el municipio de Cuaspud Carlosama (Nariño).
Los miembros del Ejército Nacional fueron capturados el pasado 5 de julio por el Cuerpo Técnico de investigación -CTI- de Ipiales, mientras que el ente acusador les imputó el delito de actos sexuales con menor de 14 años agravado ante el Juzgado Promiscuo Municipal de Funes (Nariño), el cual les impuso medida de aseguramiento preventiva en centro carcelario.
Los hechos por los que se acusa a estos soldados habrían tenido lugar el 2 de julio, cuando los uniformados identificados como Ghell Adonis Flórez Toloza y David Andrés Guerrero Potosí, según relataron las menores de 12 años, les abordaron para persuadirlas y pedirles que sostuvieran un encuentro esa misma noche.
A pesar que los señalados no aceptaron los cargos, ambos cumplirán su medida de privación de la libertad en la cárcel judicial de Pasto (Nariño).
Mientras tanto, la familia de las dos víctimas fue puesta bajo estrictas medidas de protección por parte del juzgado.
Violaciones a niñas indígenas por parte de militares no son hechos aislados
Investigadoras de Confluencia de Mujeres para la Acción Pública, organización feminista, le dijeron a KienyKe.com que desde hace varios años las autoridades indígenas han alzado su voz para denunciar distintos actos de violencia sexual cometidos contra niñas y adolescentes pertenecientes a sus comunidades, actos que han sido perpetrados por parte de miembros de fuerzas armadas legales e ilegales.
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Por lo que indicaron que, a pesar de las denuncias, este tipo de casos no han cesado porque no se le ha prestado la suficiente atención a la problemática y que, luego de la firma del Acuerdo de Paz, se ha identificado un aumento de los casos que involucran a miembros de la fuerza pública debido al incremento de presencia que hacen actualmente en territorios donde conviven cientos de hombres y mujeres indígenas.
“Este tipo de depredadores estudian muy bien la vulnerabilidad de sus víctimas. Analizan qué redes tienen, qué posibilidades tienen de denuncia y cuál es su incidencia. Muchas mujeres indígenas han denunciado este tipo de abusos y han expuesto las situaciones que han vivido por culpa de estas personas desde hace varios años. Sin embargo, la acción institucional ha sido nula y siguen siendo blanco de estos ataques”, mencionaron.