El sexo ha sido durante años un tema tabú en la sociedad, tanto así que los científicos a diario realizan importantes hallazgos relacionados con el comportamiento sexual de los humanos.
Normalmente cuando se comienza a tener un gusto especial por alguien, lo mínimo que un ser humano espera, es recibir un poco de su atención, sin embargo existe una tendencia sexual que evita a toda costa este tipo de situaciones. Algunos hombres y mujeres se sienten atraídos por seres que no les corresponden y en el momento que si lo hacen, el interés por estos desaparece completamente. Se trata de los lithsexuales.
Este patrón de comportamiento atípico poco conocido y del que casi nadie habla, se identifica en alguien que tiene un comportamiento peculiar hacia aquellas personas por las que siente atracción, es decir, su deseo se mantiene vivo siempre y cuando no se le corresponda.
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Lithsexual es toda aquel que siente deseo o atracción por alguien, independientemente de su género u orientación sexual, pero no quiere llegar a tener una relación real, ni consumada. Por esta razón si en algún momento se demuestra algún acto que responde a este deseo, el lithsexual deja de sentir atracción por este sujeto. Su deseo se basa en el amor platónico y si este se hace realidad, el gusto desaparece inmediatamente.
Cuando un individuo tiene este comportamiento, no le interesa en lo más mínimo sentirse rechazado o con la sensación de que no le corresponden, al contrario, esta indiferencia por parte del otro les resulta estimulante. En esta tendencia sexual no existe la incomodidad y la frustración, ya que el lithsexual no está interesado en tener éxito en el momento de conquistar, así como tampoco experimentar el sufrimiento.
Como dato adicional, los que se identifican como lithsexuales tienen su propio símbolo, se trata de una bandera con cinco colores donde cada uno tiene un significado particular. El rojo hace referencia a la sociedad, vitalidad y sensibilidad; el naranja color seleccionado para identificar la lithsexualidad; el amarillo que reconoce la diversidad en la atracción; el blanco que determina el idealismo y sexualidad, y finalmente el negro que representa lo arromántico y asexual.