Cuando se habla de actividad física o ejercicio físico casi siempre pensamos que es algo bueno para un corazón saludable: ¡Es sólo una pequeña parte de los beneficios conseguidos!
Realizar actividad física de forma regular y vigorosa puede agregar más de tres años a tu vida, incluso hasta 10 años si la inicias desde temprana edad. Prolonga la vida primordialmente porque se reduce el riesgo de enfermedad cardíaca y de accidente cerebrovascular (o de “derrame” o “trombosis cerebral”), y otros factores como hipertensión arterial, diabetes y sobrepeso u obesidad, entre los más relevantes.
¡Hay más beneficios! Pocos podrán creer que realizar actividad física disminuye la posibilidades de desarrollar varios tipos de cáncer, entre ellos el de mama, vejiga, estómago, colon, esófago, riñón, pulmón, y endometrio. Además, en pacientes con cáncer, el ejercicio mejora su calidad de vida y aumenta el tiempo de supervivencia.
Sigamos. Otro beneficio interesante: fortalece los huesos. O sea, disminuye el riesgo de osteoporosis. Se tiene claro que, fortificando los músculos también se refuerza la densidad ósea. ¡Aprovechemos su utilidad desde la niñez; no esperemos a que aparezca la osteoporosis!
Buenas noticias para los bailarines. El baile mejora la movilidad articular, la flexibilidad y el equilibrio. Hasta hace poco se tenía como dogma que los pacientes con artrosis de rodillas no podían realizar actividad física. Todo lo contrario: deben hacer al menos una caminata de intensidad leve a moderada, para evitar atrofia muscular y para que las articulaciones de las rodillas no se deterioren más. Por supuesto, deben evitar saltar la cuerda o bajar escaleras.
Debemos añadir que los adultos mayores que se ejercitan mejoran su funcionalidad y merma la posibilidad de caídas y de fracturas.
Por si fuera poco, la actividad física es una medida terapéutica excelente para personas con depresión, estrés y ansiedad, o fibromialgia, (la enfermedad de aquellos a quienes “les duele todo el cuerpo”). Además, es importante ser activo físicamente de por vida para tratar de mantener una mente alerta, reducir el riesgo de demencia senil y mejorar la función cognitiva. Así mismo, favorece la calidad del sueño en personas con insomnio.
En persona con sobrepeso, el ejercicio nos evita ganar kilos de más y los efectos son mejores si se restringe el consumo calórico (comer con moderación).
Para finalizar, algo sorprendente: cuando realizamos actividad física… ¡estamos salvando al mundo! Si nos desplazamos en bicicleta, patineta o caminando al lugar de estudio o trabajo, -en vez de usar el automóvil o la motocicleta-, estamos evitando la contaminación ambiental.
Ya lo sabe: Muévase para vivir… y de paso estará ayudando a cuidar el planeta de todos.