No fue sino hasta el otoño pasado que muchos padres comenzaron a tener un respiro, ya que se hizo evidente que las escuelas primarias, de perdida, no eran cloacas de infección llenas de coronavirus, pero la alarmante noticia de una versión más contagiosa del virus, que se identificó por primera vez en el Reino Unido, reavivó esas inquietudes.
Los informes iniciales transmitían un dejo de preocupación de que los niños pudieran ser tan susceptibles como los adultos, lo que alimentó la especulación de que las escuelas podrían tener que cerrar de manera preventiva para limitar la propagación de la variante; sin embargo, una investigación reciente de Salud Pública de Inglaterra (PHE, por su sigla en inglés) podría disipar esos temores.
Con base en el rastreo detallado de contactos de unas 20.000 personas contagiadas con la nueva variante, entre las que se encuentran casi 3000 niños menores de 10 años, el informe mostró que los niños pequeños tenían la mitad de las probabilidades que los adultos de transmitir la variante a otras personas. Eso también se aplicaba a la anterior iteración del virus.
“Hubo mucha especulación al inicio que sugería que los niños propagaban más esta variante”, señaló Muge Cevik , experta en enfermedades infecciosas de la Universidad de St. Andrews en Escocia y consejera científica del gobierno británico. “Ese no es realmente el caso”.
No obstante, la variante sí se propaga con más facilidad entre los niños, al igual que entre los adultos. El informe calculó que la nueva variante es entre un 30 y un 50 por ciento más contagiosa que las anteriores, menos del 70 por ciento de lo que los investigadores habían calculado en un inicio, pero un porcentaje suficientemente alto para esperar que la variante azote a Estados Unidos y otros países, como lo hizo con el Reino Unido.
El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, había prometido el año pasado hacer todo lo posible para mantener las escuelas abiertas, pero cambió su política ante el aumento de los contagios y el deterioro de los sistemas hospitalarios, y les ordenó a las escuelas y universidades que cambiaran a la enseñanza a distancia. Otros países europeos le dieron prioridad a la apertura de las escuelas en septiembre y han trabajado para mantenerlas abiertas, aunque la variante ya ha obligado a algunos a cerrar.
En Estados Unidos, se ha detectado el virus mutante solo en un puñado de estados, pero se espera que se propague con rapidez y se convierta en la fuente predominante de contagios para marzo. Si la prevalencia en la comunidad se eleva a niveles inmanejables (una conjetura probable, dado el aumento en la mayoría de los estados) incluso las escuelas primarias podrían verse obligadas a cerrar.
No obstante, ese debería ser el último recurso, después de los cierres de restaurantes, bares, boliches y centros comerciales en espacios cerrados, según muchos expertos.
“Sigo diciendo exactamente lo que mucha gente ha dicho en los últimos meses: que las escuelas deberían ser las últimas en cerrar”, afirmó Helen Jenkins, experta en enfermedades infecciosas de la Universidad de Boston. Mantener las escuelas abiertas conlleva cierto riesgo, pero “creo que este se puede reducir sustancialmente con todas las medidas de mitigación en vigor”, dijo.
Los informes de la nueva variante aparecieron por primera vez a principios de diciembre y algunos investigadores sugirieron al principio que, a diferencia de las versiones anteriores del virus, los niños podrían ser tan susceptibles a la nueva variante como los adultos.
Los investigadores de PHE observaron la eficacia con la que personas de varias edades transmitían la variante a otras. Descubrieron que los niños menores de 10 años tenían aproximadamente la mitad de las probabilidades que los adultos de propagar la variante.
Los adolescentes y los jóvenes de entre 10 y 19 años eran más propensos que los niños más pequeños a propagar la variante, pero no tanto como los adultos. (El rango para el grupo de mayor edad en el estudio es demasiado amplio para poder sacar conclusiones, afirmó Cevik. Biológicamente, un niño de 10 años es muy distinto de un joven de 19).
En general, la variante fue más contagiosa que las versiones anteriores del virus en cada grupo etario. Los expertos señalaron que el virus mutante dará como resultado más contagios en los niños, a no ser que las escuelas refuercen sus precauciones.
“La variante no necesariamente afecta a los niños en particular, pero sabemos que aumenta la transmisibilidad en todos los grupos etarios”, aseguró Cevik. “Necesitamos encontrar maneras de hacer que estos niños vuelvan a la escuela lo antes posible; necesitamos usar este periodo para prepararnos”.
En Alemania, la canciller Angela Merkel había prometido que las escuelas serían lo último en cerrar durante el segundo cierre que comenzó en noviembre. Las escuelas se esforzaron mucho por mantener las clases presenciales, exigiéndoles a los niños que llevaran cubrebocas y abriendo las ventanas para garantizar una mejor ventilación aun cuando las temperaturas iban en picada.
No obstante, el temor a la propagación de esta variante orilló a Merkel a mantener las escuelas cerradas después del periodo vacacional al menos hasta finales de enero.
En Francia, donde la nueva variante no ha dado lugar a una oleada de contagios hasta ahora, las escuelas volvieron a abrir a principios de este mes después de las vacaciones de invierno. Francia no se estaba enfrentando a una epidemia particularmente difícil y los protocolos sanitarios establecidos el pasado mes de septiembre limitaron la transmisión en las escuelas, según ha declarado Jean-Michel Blanquer , ministro de educación de Francia.
El gobierno italiano también ha permitido no solo la apertura de escuelas primarias, sino también de escuelas secundarias, aunque a la mitad de su capacidad. Aun así, los dirigentes locales han implementado restricciones más estrictas y algunas escuelas secundarias permanecerán cerradas hasta fin de mes.
En Estados Unidos, la variante todavía representa menos del 0,5 por ciento de los contagios. Las escuelas siguen abiertas en la ciudad de Nueva York y en muchas otras partes del país, pero algunas han tenido que cerrar debido al aumento de los contagios por el virus en la comunidad.
“Evidentemente, no queremos llegar a un punto en el que parezca que cerramos las escuelas demasiado tarde”, dijo Uché Blackstock , médica de urgencias en Brooklyn y fundadora de Advancing Health Equity, un grupo de defensa de la atención médica. “Pero al mismo tiempo, creo que deberíamos tratar de mantener a nuestros niños pequeños en la escuela el mayor tiempo posible para el aprendizaje presencial”.
Por: Apoorva Mandavilli / The New York Times