El pulso político por la reforma a la salud sigue más vivo que nunca, con el ultimátum de los partidos Conservador, la U y Liberal para que se incluyan las propuestas acordadas en la proposición que presentará el Gobierno, a pesar de que hace unos días ya habían anunciado que se apartarían por completo de esta iniciativa. Una medida de gasolina que tiene contra la espada y la pared a una de las reformas sociales más importantes para los planes del gobierno.
A pesar de todo ello, hasta el momento se sabe que las posiciones dentro de estos partidos no llegan a ser del todo uniformes, teniendo en cuenta que dos representantes (uno del Conservador y otro del Partido de la U) terminaron firmando la ponencia de la reforma para iniciar su debate. Eso, a pesar de que las cabezas de sus colectividades ya habían anunciado que no apoyarían el proyecto tal cual fue radicado.
En su momento el hecho no pasó para nada desapercibido, entre otras cosas porque la ponencia fue presentada al filo del inicio de Semana Santa y para muchos representó un acto de presunta “rebeldía” de los congresistas. Además, desde el Pacto Histórico se aprovechó el suceso para hacer ver que existía apoyo de las bancadas firmantes, cuando eso no es del todo cierto.
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“Radicada ponencia de la reforma a la salud. Firmada por ponentes de: Pacto Histórico, Verde, La U, Partido Conservador, Citrep, Comunes. No está hundida, seguimos construyendo el acuerdo”, fue lo que dijo en su momento David Racero, presidente de la Cámara de Representantes.
Lo que sucedió con estos dos congresistas aún no queda claro. Lo que sí es cierto es que la situación dejó en el aire la gran pregunta de qué es lo que va a pasar cuando llegue la hora de definir las votaciones. ¿Contarán Partido de la U, Conservadores y Liberales con los votos de sus representantes? ¿Jurídicamente podrían los miembros de estas bancadas contrariar una posición oficial de su partido y actuar por fuera de su bancada?
Lo primero que hay que tener en cuenta para este análisis es que todos estos partidos se encuentran en proceso democrático interno para definir cómo actuarán sus bancadas, no solo frente a la salud, sino también frente a otras reformas claves que se avecinan como la laboral y la pensional. Un ajedrez político en el que tanto el gobierno como los partidos deben saber jugar bien sus fichas.
Por ahora, se sabe que los partidos están algo molestos con el gobierno y la ministra Carolina Corcho por no ver reflejados los acuerdos alcanzados en cuanto a la reforma a la salud. De hecho, se ha mencionado que la misma Corcho se estaría rehusando a hacer cambios en su proyecto, lo que virtualmente la dejaría coja en una futura votación.
¿Pueden los congresistas votar contrario a la decisión de su partido?
En caso de que los partidos de la U, Conservador y Liberal no decidan apoyar la reforma a la salud del gobierno, esta estaría virtualmente derrotada, por cuenta de la composición de la Comisión Séptima Constitucional Permanente. De allí, 8 de 21 votos estarían concentrados en estos partidos, mientras el Pacto Histórico tiene cuatro de base.
Por otro lado, se entiende que los votos del Centro Democrático (2) y Cambio Radical (2) estarían en contra de la reforma. Sumándose a los ocho de los partidos antes mencionados, dejarían por fuera de juego a la reforma de Corcho. Los otros partidos con voto serían el Verde (2), CITREP (2) y Comunes (1), pero ni con ellos se podría dar vuelta a la balanza.
Así las cosas, la pregunta clave es: ¿Qué pasaría si ahora no fuese solo la firma de los congresistas de estos partidos, sino un voto en contra de la decisión de sus partidos? Los antecedentes determinarían que podrían ser expulsados de sus colectividades por incumplir la ley de bancadas, aunque eso no les haría perder su curul.
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Los partidos están deliberando para definir una postura conjunta, eso quiere decir que allí se define una directriz de bancada. En el 2021, por ejemplo, un comunicado del Conservador le recordó a sus miembros la “obligación que tienen los miembros de una bancada de votar y apoyar conforme a las decisiones que se tomen al interior de las mismas, es decir que, los miembros de la bancada deben actuar en bancada”.
Es decir, que si la decisión de la bancada es votar en libertad o si se decide actuar de forma conjunta, esas decisiones deben ser acatadas por sus miembros (previo a un proceso democrático donde se analicen todos los puntos de vista). De hecho, los partidos pueden hacer un llamado al orden de sus miembros, exigiendo un voto como bancada; pero habrá que esperar el resultado de las reuniones.
¿Y cuáles serían las consecuencias de desacatar una directriz como estas? En 2020, por ejemplo, Armando Benedetti y Roy Barreras terminaron expulsados del Partido de la U luego de contrariar públicamente varias decisiones de dicha colectividad e incluso votar contrario a sus intereses. Aún así, por cuenta de decisiones judiciales se sabe que eso no podría escalar a una pérdida de investidura, es decir que seguirían siendo congresistas (como sucedió en ese caso).
