El director del programa radial de Caracol 6AM Hoy por hoy, Gustavo Gómez, rompió su silencio frente a lo acontecido con el periodista Juan Pablo Barrientos en días pasados, con quien habría tenido diferencias irreconciliables frente a la intención de publicar una de las pruebas presentadas por la Fiscalía en el proceso que se adelanta en contra del senador Mario Castaño por presuntamente liderar una red de corrupción estatal. Hechos que derivaron en la renuncia de Barrientos a Caracol Radio.
Lo primero que se supo de este pequeño encontronazo vino hace días de Gustavo Gómez, quien aclaró que a poder de Barrientos “llegó un audio que Caracol Radio no emitió por considerar que necesitaba de plena confirmación, so pena de causar daños a terceros, sin tener un sustento probatorio del todo sólido”. No obstante, lamentó la partida de su colega, quien había sido invitado desde marzo para compartir una investigación diaria en el programa.
Ahora, en su columna de El País, Gustavo Gómez amplió su posición frente a este tema, haciendo una reflexión sobre la importancia que tienen la verificación y contrastación en el periodismo, que explica como una actividad muy diferente al de la mera mensajería al tratarse de una una labor en la que “se exige que el intermediario ejecute una serie de acciones sobre el “material” que se entrega a la sociedad”.
En ese sentido, señala Gómez, toda información “debe pasar por procesos de verificación, contraste o sustentación, mucho más cuando compromete la honra de personas, el buen nombre de funcionarios o la reputación de empresas”. Palabras que coinciden con el argumento que Barrientos asegura haber recibido de su parte, pues este señaló que el director de 6AM Hoy por hoy le dijo que publicar el mencionado audio “le haría un daño irreparable al periodismo”.
La posición encontrada entre Gustavo Gómez y Juan Pablo Barrientos se dio, para ser exactos, por la intención del segundo de publicar un audio que la Fiscalía presentó en las audiencias contra el senador Mario Castaño, en el que se indica que algunos medios de comunicación tendrían tarifas para la publicación de contenidos políticos. En este se incluyó a Caracol Radio, El Tiempo, RCN Radio y Red+.
Se trataba, según escribió Barrientos en Voragine, de “una llamada entre Nova Lorena Cañón, relacionista pública hoy capturada, y un hombre desconocido”, en la que se hablaba de un candidato a la Cámara que quería publicar información sobre otra candidata.
Según lo manifiesta el periodista, cada uno de los directores de los mencionados medios anunciaron que se harían investigaciones internas sobre este tema, negaron preliminarmente tener relación con Lorena Cañón y respaldaron el juicio de sus periodistas. Uno de estos medios fue, precisamente, Caracol Radio, quien hizo un rastreo y no encontró base que respaldara esa afirmación. Básicamente se trataba de un palabra contra palabra que en efecto no tenía sustento en algún pago, contrato o similar.
Precisamente por ello, Gustavo Gómez defendió en su columna que “los directores, editores y jefes de redacción deben aplazar la información que traen los reporteros mientras se produce su verificación e, incluso, archivarla definitivamente”, incluso cuando se trata de una prueba pública de un proceso judicial en curso.
La posición de Juan Carlos Barrientos
A pesar de lo polémico que ha resultado este tema, lo cierto es que de una parte y otra se ha manejado el tema con respeto, así como ha sido vasta la exposición de argumentos que le den validez a cada posición.
En el caso de Barrientos, esto se dio a través de un artículo en el que explicó la decisión de su denuncia y aseguró que su espacio “El show de las marionetas del senador Mario Castaño” era apenas un resumen del proceso judicial público y que por lo tanto se ceñía a las pruebas que en este marco se dieran.
“Publicar la llamada en cuestión no es hacer nada diferente de lo que hemos hecho hasta el momento en las primeras ocho escenas. En cambio, no publicarla es enviar el mensaje de que la presunción de inocencia solo aplica para los periodistas”, manifestó el cofundador de Vorágine, añadiendo que al no poder llegar a conciliación con Gustavo Gómez decidió renunciar.
No obstante, en la otra cara de la moneda, Gómez insistió en que en este momento del periodismo es necesario tomarse un respiro frente a la información. Un momento de reflexión que le haga frente a la inmediatez de las redes sociales, que juzgan y dan veredictos sin la necesidad de presentar pruebas que sustenten lo que se ve, lee o escucha.
"Solo el cotejo, la confirmación y la prueba rigurosa permiten que se haga la publicación, y este proceso puede tardar horas, días, meses o, en definitiva, no llegar a un término satisfactorio. Las redes, en cambio, en muchos de sus matices, se acercan a lo que podría ser una “emotiva” mensajería", precisó.
En ese sentido, su conclusión fue un llamado a la calma para que los periodistas “respeten los protocolos y tiempos que requiere el riguroso tratamiento de la información”. Aunque por otro lado, este choque de opiniones al final es un debate interesante y con mucho fondo sobre la labor periodística, en el que cada quien puede tomar su posición y en el que quedan muchas cosas por decir.