De hace un tiempo para acá Marvel ha dado inicio a la cuarta fase de su universo cinematográfico, dentro de la que se incluyen varias series y películas que prometen darle continuidad al éxito conseguido en las fases anteriores que terminaron con “Vengadores: Endgame”. No obstante, los lanzamientos han dividido fuertemente las críticas de los fanáticos que aún no ven cómo va a cuajar la nueva apuesta y quienes acusan de “inclusión forzada” a muchos de ellos por su diverso elenco.
En medio de todo ya hay grandes ganadores: “Wandavision” en Disney Plus, la serie de “Lucky” y “Falcón y el Soldado del Invierno” han dado cierta continuidad a lo acontecido en el pasado con Thanos y varios personajes que también tendrán importancia en esta fase; mientras que en la pantalla grande “La Viuda Negra” tuvo un estreno más bien tímido por la pandemia, recuperado con el estreno de “Shang-Chi“, el primer superhéroe asiático de Marvel.
En línea con esta última, por lo menos en lo que respecta a la crítica, llega “Eternals”, una película que ya se proyecta como uno de los estrenos más exitosos del 2021 tras el regreso a la presencialidad en los cines, pero que ha tenido a la par una gran nube de críticas por lo que ha sido considerado como “inclusión forzada”. Incluso se habla de que la película fue boicoteada en IMDB antes de su lanzamiento por la inclusión de parejas LBGT dentro de la trama.
Los eternals o eternos, de vieja data en los cómics de esta reconocida casa de historietas, básicamente son seres mitológicos, inmortales, casi omnipotentes y tan poderosos como casi ninguno visto hasta ahora, que tienen la tarea (o por lo menos así lo eligen) de cuidar a la humanidad de una amenaza cósmica muy particular. Hasta ahí muy bien todo, pero lo que parece haber molestado a algunas personas es la selección de un elenco bastante diverso.
Marvel ha roto con los estereotipos raciales en los superhéroes al incluir dentro de los eternos a Kumail Nanjiani como Kingo, Brian Tyree Henry como Phastos (el primer superhéroe LGBT en las películas de Marvel), a Lauren Ridloff como Makkari (quien además es la primera superheroína sorda), a Don Lee como Gilgamesh y a la mexicana Salma Hayek como Ajak.
Los otros eternos son fichajes igual de importantes: Richard Madden (en el personaje de Ikaris), Angelina Jolie (Thena), Lia McHugh (Sprite), Barry Keoghan (Druig) y Gemma Chan (Sersi).
La polémica por “Eternals”
Era de esperarse que aquella ola de críticos que siempre aparece para indignarse por todo, hiciciera presencia luego de que se anunciara, entre otras cosas, un beso homosexual dentro del largometraje. Eso, junto a la primera superheroína sorda y la variedad étnica en los protagonistas, no ha sido rebajado en redes como “inclusión forzada”.
Una primera crítica sobre ello ya habría aparecido desde la fase anterior, luego de esa recordada escena de 'End game' que resalta el poder femenino, en la que todas las heroínas y guerreras aparecieron juntas para apoyar la custodia del guantelete del infinito en plena guerra campal para salvar el destino del universo. Otro ejemplo más reciente es la crítica suscitada por el protagonismo asiático en “Shang-Chi“, aunque en este caso no fue tan fuerte ya que de entrada el nombre y la historia del superhéroe no daría para más.
Sin embargo, tras la ola de críticas queda una pregunta muy importante: ¿Es realmente una inclusión forzada o era, hasta entonces, la exclusión una regla general en Hollywood? ¿Por qué no un protagonista asiático, latino u homosexual? El hijo bisexual de Superman, de la casa contraria DC, fue un primer indicio de una nueva era de superhéroes más incluyentes que no desconocen lo diversa que es la sociedad.
No obstante, también deja un interrogante sobre lo preparada que está la sociedad en general para un cambio de este tipo. En varios países, por ejemplo, la película ha empezado a ser vetada por su contenido LGBT, situación que ha generado la cólera de actrices como Angeline Jolie que califica la censura como “ignorancia”.
Del lado contrario, se logra ver cómo la llegada de ciertas poblaciones a la pantalla grande empieza a marcar hitos importantes. El éxito de “Pantera negra” fue el inicio de una disrupción, que ahora contagia a Salma Hayek, que lloró por ver su “cara morena” en el traje de una superheroína, o a Kumail Nanjiani, que celebró que por fin la industria creyera en él para papeles distintos al de víctima o victimario.
A eso habría que sumarle, por ejemplo, la noticia del aumento de búsquedas en Google sobre el lenguaje de señas, tras la gran participación de Lauren Ridloff en su papel de Makkari, quien también lo empleó en su papel de The Walking Dead, una de las series más largas y exitosas de AMC.
En ese orden de ideas, parece ser que la tendencia es la abolición de todas las barreras que históricamente han existido en ámbitos tan importantes como el cine. Si Hollywood, la casa (si bien industrial) de la mayoría de los productos culturales audiovisuales de consumo occidental, no es el lugar para hacer grandes cambios en el status quo, ¿entonces cuál sí es?