El pasado 9 de abril Jesús Santrich fue capturado por orden de la Fiscalía General de la Nación, investigado por enviar un cargamento de cocaína al exterior. Ese mismo día inició huelga de hambre. Ya lleva 21 días sin consumir alimento, y actualmente se encuentra en el Hospital del Tunal, donde es atendido.
Los médicos tratan de salvar su vida, pero el exlíder guerrillero se niega a recibir cualquier atención. Con la huelga busca su libertad, un escenario poco probable, en especial por las pruebas que pesan en su contra, como conversaciones interceptadas por las autoridades y un video, entre otras. A eso se suma que Marlon Marín, sobrino de Iván Márquez y capturado ese mismo día, se encuentra en Estados Unidos dispuesto a encender el ventilador.
No es la primera vez que Santrich usa la huelga de hambre con el fin de recibir atención mediática. El año pasado lo hizo pidiendo la liberación de los miembros de las Farc presos. La diferencia es que ahora su salud está más deteriorada porque el tiempo que lleva sin comer se ha extendido por tres semanas.
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La preocupación de las autoridades es obvia. Si continúa con la huelga podría morir. Se trata de todo un dilema moral cuyo tratamiento fue establecido por la Declaración de Malta en 1991, redactada por la Asamblea Médica Mundial específicamente para presos en huelga de hambre. El documento explica la dificultad de tomar una decisión en estos casos:
"El médico necesita comprobar la verdadera intención de la persona, en especial en huelgas o situaciones colectivas en las que la presión de los pares puede ser un factor. El desafío emocional se plantea cuando una persona en huelga de hambre, que aparentemente ha dado instrucciones claras de no ser reanimada, alcanza un estado de deterioro cognitivo. El principio de beneficencia insta al médico a reanimarla, pero el respeto de la autonomía individual le impide intervenir cuando se ha expresado un rechazo válido y formal".
El procedimiento a seguir sería el siguiente:
"El médico debe respetar la autonomía de la persona. Esto puede incluir una evaluación difícil, ya que los deseos reales de la persona en huelga de hambre puede que no sean tan claros como parecen. Toda decisión pierde fuerza moral si se toma bajo amenazas, presión o coerción de los pares. No se debe obligar a las personas en huelga de hambre a ser tratadas si lo rechazan. Aplicar, dar instrucciones o ayudar a la alimentación forzada contra un rechazo informado y voluntario es injustificable. La alimentación artificial con el consentimiento explícito o necesariamente implícito de la persona en huelga de hambre es aceptable éticamente".
En este caso, la situación va más allá de los deseos de morir o vivir de Santrich. ¿Qué pasaría si efectivamente decide no recibir atención, su salud se deteriora y muere? ¿La Farc culparía al Gobierno de lo sucedido? ¿Qué pasaría con el acuerdo de paz? ¿Se debe hacer cumplir la ley y los acuerdos por encima de la huelga de hambre de Santrich?
Humberto De la Calle dijo este fin de semana que lo sucedido recientemente "se está tirando la paz", e incluso se inclinó por no extraditar a Santrich: “Creo que es la justicia colombiana la que debe examinar a fondo las pruebas. El análisis formal propio de la extradición no es lo que conviene. Los colombianos necesitamos conocer, evaluar y juzgar a fondo las acusaciones. Y si son culpables, deben brindar verdad aquí y ser castigados aquí por sus delitos y porque de ser ciertos los hechos, han traicionado a Colombia”.
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Pero sus contrincantes en la lucha por la Presidencia de la República opinan diferente. Por ejemplo, Iván Duque aseguró que “aquí no podemos seguir premiando más la delincuencia, si las Farc siguieron cometiendo delitos de narcotráfico, después de firmar los acuerdos, hay que denunciarlos, comprobarlo y extraditarlos”.
Sergio Fajardo, por su parte, mencionó que "el acuerdo de paz hay que respetarlo y cumplirlo. Quien no lo cumpla tiene que pagar la penalidad que le corresponde. No se han conducido bien los acuerdos, no se ha hecho bien en el Gobierno Nacional, no se ha hecho pedagogía y no tiene una cabeza".
Germán Vargas Lleras fue un poco más allá, e incluso cuestionó a De la Calle por su postura: "El doctor De la Calle debería saber que las reglas son clarísimas... Si llega a constatarse que Santrich incurrió en estos hechos, pierde los beneficios del acuerdo, de no extradición. Tiene que responder ante las autoridades nacionales y extranjeras. Sería la tercera vez que el doctor De la Calle pretende modificar la constitución en temas de extradición".
Mientras tanto, en redes sociales la salud de Santrich y su posible extradición siguen siendo tema de debate:
https://twitter.com/LuchyB/status/990992546858971137
https://twitter.com/7MarcoFidelR/status/991064525196726272
https://twitter.com/jorgedarioa/status/991061028552179712
https://twitter.com/FabioCely2/status/990268533220179969
La opinión pública, la Farc y diferentes esferas políticas piden a las autoridades tomar una decisión pronto. Una decisión nada sencilla y que podría traer consecuencias irreversibles. ¿Se debe permitir la muerte de Santrich a riesgo de la inestabilidad del posconflicto, o salvar su vida, someterse a sus exigencias y no extraditarlo? ¿Qué decidirá el Gobierno?
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