Las redes sociales se han vuelto una importante vitrina para que las personas puedan hacer denuncias sobre distintas situaciones y tener más probabilidades de ser escuchadas (e incluso que en algunas ocasiones eso derive en acciones o soluciones para su caso). Un ejemplo de ello es el relato que hizo un rappitendero sobre las malas condiciones que atraviesa por estos días en su modalidad de trabajo.
El joven denunciante, que se identifica como Juan Esteban Ávila, llevaría trabajando con Rappi unos tres años, en la ciudad de Ibagué, capital del departamento del Tolima. Tiempo en el que, asegura, la filosofía inicial de trabajo de Rappi se ha deteriorado hasta perder el enfoque de “generar ingresos extras, sin dejar a un lado a la familia” (como bien lo evidencia el internauta con un pantallazo de un artículo de la compañía de hace tres años).
“Rappi aún manejaba esta filosofía: Tú eras libre de conectarte en la aplicación y trabajar cuando quieras. También, se daba un recargo de 6 mil pesos por orden entregada en tiempos de lluvia y alta demanda”, señaló el experto repartidor.
En medio de su relato, Ávila reveló una de sus hipótesis (a ciencia cierta ajustada a las lógicas del mercado): que Rappi en un principio se preocupaba por pagar mejor a sus rappitenderos y asegurarles más tiempo de calidad en pro de garantizar la efectividad de la operación en varias ciudades. E Ibagué, como capital, jugaría un papel importante en todo ello.
La idea, opina, era “garantizar la operación en la ciudad con una buena cantidad de rappitenderos conectados para que toda persona pudiera tener en casa el pedido que haya solicitado”. Algo que cambió drásticamente desde hace unos dos años tras el inicio de la pandemia de coronavirus, que derivó en altas y bajas para el negocio de los domicilios.
En un principio, cuenta que la situación tuvo efectos positivos para los repartidores en cuanto se aumentó el número de pedidos y era baja la cantidad de domiciliarios. Sin embargo, con el avance de la crisis y con tantas personas perdiendo su empleo, la ecuación se invirtió y a Rappi acudieron muchas personas que buscaban una forma de subsistir en medio de la incertidumbre.
Básicamente, todo pasó de ser una alternativa para generar ingresos extra a una forma de trabajo formal para muchas más personas que antes, lo que inevitablemente generó un impacto en los rappitenderos que venían de tiempo atrás.
Cambios que afectaron a los Rappitenderos
Más allá de todo esto, el denunciante asevera que uno de los grandes problemas de la aplicación es que al parecer no diferencian a sus “colaboradores”, señalando que hay gente que trabaja día y noche allí e igualmente no son reconocidos con ningún derecho laboral (que es en parte lo que tiene hoy a la compañía en la mira del Ministerio del Trabajo).
Además, denuncia que la compra y venta de perfiles de Rappi se ha vuelto un próspero mercado digital, en el que entre otras cosas la seguridad del usuario es la que queda en veremos. Algo que se hace generalmente para tener una cuenta con mayor ventaja para encontrar pedidos, de acuerdo a un puntaje previamente trabajado por el dueño de la cuenta.
“Aprovechando la gran cantidad de nuevas personas dispuestas a trabajar, modificó de forma drástica la forma en la que veníamos realizando nuestra labor. Ahora, Rappi se inventó las "Reservas" y "Estados", ambas cosas influyen en los pedidos por asignar a cada Rappitendero, por lo que es clave mantener estas métricas altas si en realidad quieres ganar algo de dinero”, señaló Ávila.
En la práctica, explica, eso significa que previamente el domiciliario tiene que reservar un número determinado de horas de trabajo (que generalmente superan las jornadas de un empleado normal), para que la aplicación les asigne entregas.
A su vez, continúa, cumplir con las reservas estimula las métricas de “estado” del rappitendero, lo que a su vez influye en la cantidad de asignaciones que Rappi le hace a sus colaboradores y el dinero que le reconoce por cada una de ellas. “Yo estoy en Bronce, así que los pedidos asignados por la app serán pocos y menor pagados”, lamenta.
“A ello se le suma el desgaste de nuestros cuerpos. Cargar esa maleta pesa, más aún cuando tenemos que llevar mercados subiendo las escaleras de conjuntos residenciales. La seguridad y salud en el trabajo NUNCA ha sido una preocupación de Rappi”, trinó Esteban Ávila.
Al final de su denuncia, como si fuera poco, el tuitero asegura que Rappi se queda con un porcentaje de las propinas (que supuestamente son para los Rappitenderos en su totalidad). Para dimensionar la situación, incluso simula un envío en el que por más de 85 mil pesos, el usuario pagaría más de 9 mil pesos entre “tasa de entrega” y “de servicio”, de los cuales al rappitendero le corresponderían poco más de dos mil pesos.
Rappi en la mira de MinTrabajo
Esta denuncia de un rappitendero que vive en carne propia el día a día como domiciliario en Colombia, llega en un momento en el que precisamente MinTrabajo tiene en curso una investigación contra Rappi por “presunto incumplimiento de normas de seguridad y salud en el trabajo”.
“Las investigaciones se inician por denuncia interpuesta por la Unión de Trabajadores de Plataformas (Unidapp) y en asocio con la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), y como lo hemos manifestado en esta cartera, se acabó el silencio frente a estas querellas y que se respeten los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras”, anunció la ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez, citada en un comunicado de su cartera.
En ese mismo documento se específica que, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la mayoría de los colaboradores de Rappi en Colombia son “hombres jóvenes, con niveles de educación hasta básica secundaria y migrantes”.
Aún así, quizá más grave es que la misma OIT termina dándole la razón a la denuncia de Ávila, al señalar que durante la pandemia de Covid aumentó considerablemente la demanda por ejercer este tipo de trabajo en Colombia, dando el ejemplo de Rappi que en abril de 2020 “reportó haber recibido 45 mil solicitudes nuevas de ingreso”.
Así las cosas, queda esperar en qué termina esta investigación de MinTrabajo que ya está en manos de Unidades de Investigación Especiales de la entidad. Denuncias que cada vez tiene más rostros humanos, como el del joven que se tomó el tiempo para relatar la dura situación que enfrenta desde hace un tiempo como “colaborador” de esta plataforma.