Actores, actrices, influencers, cantantes y hasta deportistas hacen parte de la larga lista de candidatos para el Congreso de la República de cara al 2022. Sin embargo, pocos han generado tanta controversia como los periodistas que afilan sus esfuerzos para lograr ingresar a este recinto, donde podrán participar de forma activa en la política y la transformación de la sociedad a través de la creación de leyes y en algunas de las conversaciones más importantes del país.
Quizá el caso más vistoso y que hasta hoy ha generado una gran división de opiniones es el de la reconocida periodista y presentadora Mabel Lara, quien fue designada nada más y nada menos que como cabeza de lista al Senado del renacido partido del Nuevo Liberalismo. Un hecho que, entre otras cosas, generó una oleada de críticas de personas que no se explican su tránsito a la política y hasta han puesto en entredicho la credibilidad de su trabajo.
Sin embargo, la varias veces premiada como “mejor presentadora” en varias ediciones de los India Catalina por su trabajo en Noticias Caracol y Noticias Uno, respondió a los ataques poniendo un debate muy interesante sobre la mesa: ¿Acaso es la primera vez que un periodista ha incursionado en política? Y, todavía más importante, ¿por qué un periodista no podría serlo?
Aunque para presentar la estrecha relación entre periodismo y política Mabel Lara solo haya traído dos casos a colación, la verdad es que estos se cuentan por montones. Además de la breve incursión de Jaime Garzón como alcalde menor de la localidad de Sumapaz en la administración de Andrés Pastrana o la entrada del periodista de El Tiempo Luis Carlos Galán a las altas esferas del Partido Liberal, periodistas de todos los orígenes y orillas ideológicas se han lanzado a la arena política desde tiempos inmemoriales.
Sin embargo, por alguna razón que bien podría enmarcarse en el simple ataque por no estar de acuerdo con su trabajo o incluso en el poco prestigio que hoy reviste la palabra “política”, el caso de Mabel ha generado una auténtica ruptura de opiniones entre quienes apoyan su aspiración al Congreso, los que no la bajan de “poco ética” y quienes no están de acuerdo con su elección de colectividad.
En medio de esta discusión, es importante preguntarse por cuál es el límite ideológico o de activismo, de convicción, empatía, indignación o como se le quiera llamar, para que un periodista deba o pueda pasar de la investigación y denuncia de los hechos a la práctica pura y dura de la política para lograr ese cambio que tantas veces idealizó en tono editorial ¿Es mejor, en ese orden de ideas, una periodista activista o una periodista que se hizo política?
Lo cierto es que la historia respalda a Mabel. Un recuento breve de ex presidentes que fueron antes periodistas: Juan Manuel Santos (diario El Tiempo), Andrés Pastrana Arango (presentador TV Hoy), Carlos Lleras Restrepo, Alfonso López Pumarejo, Laureano Gómez, Alberto Lleras Camargo, Belisario Betancur (que saltó al periodismo tras salir de su cargo y llegó a ser director de El Siglo), entre otros tantos. En realidad, es más fácil encontrar exmandatarios que no hayan sido periodistas.
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Sin embargo, cabe resaltar que estos casos se dan en todos los niveles de la política. Fueron también periodistas el exsenador fallecido Álvaro Gómez Hurtado, Juan Lozano, Francisco Santos e incluso también la senadora del Centro Democrático Paloma Valencia, quien dirigió un programa de opinión en “La Hora de la Verdad'' y hasta el son de hoy es columnista en varios medios.
También resalta entre los nombres el senador Ernesto Macías, expresidente de esa corporación, quien en el pasado llegó a desempeñarse como gerente y editor del diario del Huila. Hay periodistas en la política como peces en el agua.
Cabe entonces preguntarse, ¿qué hace especial a Mabel Lara para que no pueda dar ese salto? De cara al 2022, por ejemplo, también aspirará al Congreso el periodista Ariel Ávila y, aunque no fue tan criticado, el mensaje es el mismo: cualquier ciudadano colombiano, por mandato constitucional y sin ningún tipo de discriminación, puede ser candidato para un cargo de elección popular. Solo la historia será la que dirá si dicho camino fue para una verdadera transformación positiva o no.