La reunión del expresidente Álvaro Uribe Vélez con el padre Francisco De Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, estuvo marcada por varios episodios que han resultado bastante polémicos. Para algunos sectores de la política y de la sociedad colombiana, el exmandatario colombiano aprovechó la oportunidad para exculpar muchas de las cosas por las que se le acusa. Otros incluso lo acusaron de dejar pasar una gran oportunidad para contar la verdad.
Algunos de los temas más polémicos de la jornada fueron: la extradición de líderes paramilitares a los Estados Unidos, los Falsos Positivos, la supuesta protección a líderes de la Unión Patriótica durante el periodo en el que Uribe fungió como gobernador de Antioquia y la amnistía general que el expresidente propuso que Colombia “va a necesitar”.
La reunión comenzó tensa desde el primer momento. Dicha cita, proponía enfrentar a un interlocutor frente a una institución creada en los pactos de La Habana, que en principio no son reconocidos por la línea política de Álvaro Uribe Vélez. Algo que el entrevistado dejó claro desde un principio, a pesar de su disposición por contar su verdad en el marco de la guerra en Colombia.
“Yo nací en medio de la violencia política. Me crié en el suroeste de Antioquia, toda mi llegada al uso de la razón es oyendo esos asesinatos de la violencia política. Viendo a mis padres desesperados por eso”, inició Álvaro Uribe.
Frente a uno de los cuestionamientos del padre De Roux, que precisamente tuvo que ver con su supuesto favoritismo con los paramilitares y su contribución en la creación de las Convivir, otrora fachadas de estos grupos criminales, Uribe aclaró que no fueron instauradas durante su gobierno. Además, dijo: "Yo siempre he creído en la colaboración ciudadana con la fuerza pública. No fue fácil convencer a las fuerzas armadas y a los ciudadanos".
De igual manera, en una nota posterior a dicho encuentro aseguró que defiende la figura del “delito político” tanto para guerrilleros como para grupos paramilitares.
“Jurisprudencia de la Corte lo negó frente a la base paramilitar con el argumento de que solamente la guerrilla tenía un propósito político de cambio socio-económico”, aseguró, lo que considera un error pues ambos manifiestan una “doctrina de cambio o preservación”.
Ahora bien, frente a las acusaciones de haber extraditado a los máximos dirigentes paramilitares con el fin de ocultar verdades, Uribe aseguró que dichos acuerdos se realizaron con el Gobierno de los Estados Unidos siguiendo los debidos lineamientos constitucionales y garantizando el debido acceso a la verdad por parte de las autoridades colombianas.
“Uno de los temas de los cuales se me acusa es que se extraditaron para extraditar la verdad. Se hizo un acuerdo público con los Estados Unidos, el embajador de los Estados Unidos salió a refrendarlo, en el sentido de que este país respetaría el acceso de todas las instituciones del Estado colombiano, del pueblo colombiano a las cárceles de ese país”, aseguró Uribe.
No obstante, si hubo un tema que generó polémica fue la intervención que realizó el exmandatario sobre los Falsos Positivos. Sobre esto, Uribe dijo: “Para mí era difícil creer que existían".
Además, contó que en una ocasión fue engañado por militares quienes le hicieron creer que algunos muertos habían fallecido en combate con la guerrilla. "Yo visité Cajamarca, y me da mucha tristeza decir esto, me engañaron los soldados porque el día que yo llegué allí me dijeron que unas personas muertas habían fallecido en un combate con las FARC, y resultó que no fue así".
Por supuesto, este comentario ha generado todo tipo de reacciones, en su mayoría críticas de personas que no logran entender cómo el máximo dirigente de las Fuerzas Armadas nunca se dio por enterado de la realización de estas prácticas.
Otro punto controversial fue cuando Uribe aseguró que durante su gestión en la Gobernación de Antioquia le prestó especial protección a los militantes de la Unión Patriótica, movimiento que fue blanco de un verdadero exterminio desde su fundación. Algo que fue inmediatamente cuestionado por Aida Avella, presidenta de este partido, al que pertenece desde 1985.
Finalmente, otro de los puntos clave de la conversación, fue la propuesta de amnistía general que propuso Uribe. El exmandatario aseguró que consideraba muy desbalanceado que a los paramilitares les hubieran dado penas entre los cinco a ocho años de prisión, mientras que los miembros de las Farc pudieron esquivar una pena privativa de la libertad.
"A mí me criticaban mucho, me decían que 8 años de cárcel a los paramilitares es muy poquito, 5 u 8 años, y mis críticos tenían razón; pero lo que pasa es que por el sesgo político cuando se llegó a lo de las Farc dijeron no hay cárcel. Yo creo que eso es muy desbalanceado, pensaría que este país necesita una amnistía, necesita autoridad", explicó.
Aunque eso sí, cabe mencionar que fue este uno de los únicos argumentos en los que el expresidente encontró el apoyo de sus opositores. Gustavo Petro, por ejemplo, aseguró que está de acuerdo con la amnistía general siempre y cuando exista verdad y devolución de los bienes.
"Estoy de acuerdo con una amnistía general en Colombia. El perdón social e histórico es un momento casi irrepetible pero fundamental en la paz de las sociedades. Pero antes de una amnistía debe haber devolución de todos los bienes a los despojados y verdad completa", trinó Petro.
Por supuesto, así como apoyos, la reunión de Uribe con De Roux obtuvo varias críticas. Sobre todo de aquellos sectores del uribismo que consideran que la institución que el padre representa prioriza los intereses de la izquierda.
No obstante, más allá de la polémica, un buen número de sectores políticos señalaron como valiosa la iniciativa de Álvaro Uribe, puesto que podría llegar a ser un aporte significativo a la construcción de la verdad en el país. Uno de ellos fue, por ejemplo, Sergio Fajardo, quien pidió dejar a un lado los sesgos políticos y confiar en el criterio del presidente de la Comisión de la Verdad.
Lo único cierto es que esta iniciativa está llamando al debate entre muchos actores políticos de la realidad nacional. Siendo quizá este un primer granito de arena para construir consenso entre los pedacitos de una Colombia fracturada por la guerra.