El partido de izquierda Farc realizará del 22 al 24 de enero su segunda Asamblea Extraordinaria Nacional que congregará a 380 delegados de manera virtual para tratar asuntos tan delicados como el nombramiento de un nuevo representante legal, el cambio de nombre y la modificación del logotipo del colectivo.
Uno de los rumores que más se ha ventilado en los últimos meses es la posible sustitución del director general del partido, Rodrigo Londoño, Timochenko, excomandante de la antigua guerrilla, aunque ese tema no se debatiría en la asamblea, según dio a entender el senador Julián Gallo, conocido como Carlos Antonio Lozada.
"El pleno del Consejo Nacional de los Comunes, que es la máxima instancia de dirección entre asamblea y asamblea, ya tomó una decisión y la convocó con cuatro temas a tratar: cambio de nombre y logo, cambio del representante legal del partido, programa del partido, y la preparación para la próxima campaña electoral, de manera que seguramente habrá propuestas en el sentido de que Rodrigo Londoño deje de dirigir el partido, pero el derrotero está trazado y estamos seguros que ese tema no se va a discutir", aseguró Lozada.
Ese partido atraviesa un momento de ostensibles divisiones internas, que contrastan con la unidad que mantuvo como guerrilla, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, por más de 50 años. Así lo hicieron saber los senadores Victoria Sandino y Benkos Biohó.
"La denominada II Asamblea Extraordinaria de los Comunes va en contravía del espíritu del Acuerdo de Paz, de nuestra tradición revolucionaria y de los elementales principios democráticos consagrados en la normatividad vigente", señalaron en un reciente comunicado conjunto los senadores de ese partido Judith Simanca (Victoria Sandino) e Israel Zúñiga (Benkos Biohó).
Ambos, junto con Milton de Jesús Toncel (Joaquín Gómez), uno de los dirigentes de la fuerza política, anunciaron en ese mismo comunicado que no asistirán al encuentro por los motivos antes expuestos, así como por el hecho de que, a su juicio, la asamblea se da "de espaldas al país" y "divorciada de las problemáticas de la antigua guerrillerada".
Que estas críticas provengan de tres de los exguerrilleros más representativos de Farc, quienes además aseguran que la asamblea es "antidemocrática y atada a unos mecanismos amañados que excluyen a militantes y fundadores del partido", ratifica una crisis interna que ya se evidenció con la dimisión de los excombatientes Iván Márquez y Jesús Santrich, quienes, además, regresaron las armas.
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Por lo visto, las divisiones son de vieja data, pero ahora se han agudizado. Eso se deduce al desmenuzar las recientes palabras de Timochenko en relación a la necesidad de que se cambie el nombre del partido, algo que a todas luces le ha restado impulso político al bloque, ya que de manera permanente los colombianos asocian las siglas Farc con las armas.
"En el congreso constitutivo de las Farc plantee no asumir el nombre de Farc como partido político; en el debate político perdí y se aprobó Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. No armé pataleta, pero la práctica de la realidad demostró que no fue lo más acertado", dijo Timochenko en un vídeo que publicó el miércoles 20 en su cuenta de Twitter.
En ese mismo video, el exguerrillero se mostró confiado en que "en esta segunda asamblea extraordinaria del partido la militancia debata este tema" y se cambie el nombre, y aunque de tiempo atrás se sabe que hay varias propuestas en ese curso, el bloque mantiene hermetismo sobre este punto con la prensa.
Sea como fuere, desde varios sectores se asegura que un cambio de nombre del partido no será suficiente para olvidar la deuda que aún tiene la antigua guerrilla y que le piden saldar pronto, mientras le pone la cara a la necesidad de cambiar a su representante legal, Pastor Alape, quien no puede continuar en el cargo porque, entre otros motivos, está incluido en la llamada Lista Clinton, que agrupa a empresas y personas señaladas por Estados Unidos de tener relaciones con el narcotráfico.
Aparte del nombre, sobre las espaldas de la colectividad también pesa la deuda que tiene con las víctimas del conflicto. Un decreto del Gobierno le daba hasta el 31 de diciembre pasado para que entregara la totalidad de los bienes declarados como forma de reparación a esas víctimas, pero la fecha llegó y las Farc aún no terminan de entregarlos, por lo que el Gobierno debió hacer borrón y cuenta nueva y anunciar que los recibirá entonces de manera extemporánea.
"Finalizando el 2020 dimos a conocer un documento en el cual (…) se dejaba claramente reiterada nuestra disposición de hacer entrega de esos bienes (…). Si no han sido entregados es porque el Gobierno colombiano no ha tenido la suficiente capacidad de brindar las garantías de seguridad en los territorios en los que están ubicadas esas propiedades", comentó Lozada a Sputnik.