La diversidad cultural, racial, étnica y, desde luego, religiosa es evidente en cada región de Colombia, un país con libertad de cultos en el que el catolicismo es el credo más popular, sin embargo hoy muchos se preguntan si el gobierno puede o no convocar a una jornada de oración nacional.
El interrogante tiene que ver con que el pasado viernes se llevó a cabo dicha jornada, promovida por el ministerio del Interior y la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, y a la que fueron invitados, a orar por el fin de la crisis del coronavirus, todos los seguidores de los diferentes credos.
“Consagramos nuestro país a nuestra Señora de Fátima elevando plegarias por Colombia para que nos ayude a frenar el avance de esta pandemia”, dijo la vicepresidenta.
Para muchos ciudadanos resultó incomprensible la convocatoria ya que desde 1991 en Colombia todas las religiones son iguales ante la Constitución.
“Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley”, establece el artículo 19 de nuestra Carta magna.
Inconformidad y protestas
A través de las redes sociales muchos colombianos que no profesan el catolicismo manifestaron su inconformidad por el llamado de las doctoras Arango y Ramírez a unirse en oración
La ministra del Interior Alicia Arango defendió la iniciativa y dijo que se hizo teniendo en cuenta diferentes solicitudes del sector inter religioso.
“Dentro de su estructura misional, el Ministerio, a través de la Dirección de Asuntos Religiosos, da cumplimiento a la promoción de las políticas públicas de libertad religiosa, el diálogo y la cooperación con las distintas iglesias y confesiones del país”, señaló la ministra.
La jefa de la cartera del Interior quiso resaltar que cada colombiano, según su condición o creencia religiosa, está en su derecho de hacer parte o no de esta jornada y reiteró que ninguna iglesia o confesión religiosa es ni será oficial o estatal.
Lo único que tiene que hacer el estado
Kienyke.com consultó con el expresidente de la Corte Constitucional Alfredo Beltrán sobre las implicaciones que tienen la invitación y la realización de la jornada de oración nacional hecha desde despachos del Gobierno.
“A mi juicio es abiertamente contrario a la Constitución, y muy grave cuando dos altas funcionarias del Estado; la una eventualmente llamada a ocupar la presidencia de la República — porque el vicepresidente tiene siempre vocación para reemplazar al presidente — y la otra, ministra del Interior desconozcan que en materia de cualquier confesión religiosa: el Estado lo único que tiene que hacer es garantizarle a todos que puedan ejercer libremente el credo religioso que quieran o no tener ninguno para no establecer distinciones entre unos colombianos y otros”, afirmó.
De acuerdo con el experto constitucional, al momento de hacer estas afirmaciones lo que hacen es encomendar al país a una religión “con la cual le iría mejor al resto de los colombianos”; por lo que ese tipo de actos, afirmó “no debería pasar de ser una convicción personal a ser un acto de Gobierno.”
Palabra de funcionario: acto de gobierno
Beltrán recordó al expresidente de Colombia Alfonso López Michelsen quien dijo que las palabras de los presidentes, de los ministros y de los altos funcionarios son actos de Gobierno.
“Un acto de Gobierno no puede vulnerar la neutralidad que en materia religiosa ordena la constitución política de Colombia porque tenemos una absoluta separación de la Iglesia y el Estado”.
Ante la justificación hecha por la ministra Arango respecto a la solicitud que le llegó a la oficina de Asuntos religiosos de convocar a la jornada de oración nacional el experto señaló que en dicha dirección el ministerio no tiene que “encomendar al país a la virgen de Fátima, ni al Sagrado Corazón, ni a Alá, ni cosa parecida; es de asuntos religiosos para garantizarle a todos los credos religiosos igualdad de trato y hacer efectivo el derecho de los colombianos a que el Estado no se inmiscuya tomando partido por ninguna religión”.
Por sus declaraciones los únicos que podrían solicitar una explicación y hacerle el debido control serían los congresistas.
"A mí me parece que deberían hacerlo. Porque precisamente el Congreso -como corporación de elección popular- representa al pueblo de Colombia A todo el pueblo. Es decir, a los católicos, protestantes, o a los partidarios del dios de los Chibchas o a los que no tengan religión”, concluyó el constitucionalista.