George T. Conway III ha descrito el trabajo de su esposa, Kellyanne Conway, con el presidente Donald Trump en términos que por lo general se reservan para situaciones que involucran rehenes: lavado de cerebro de una secta, síndrome de Estocolmo, una madre abrumada que protege a un niño adulto destructor.
Y si ustedes creen que todo esto es un numerito, un acto de complicidad por parte de una pareja que pelea en el día y se acurruca en la noche, por el cual recibirá un pago después de que Trump abandone el cargo, piénsenlo de nuevo, según dicen algunas personas cercanas a la pareja política más rara de Estados Unidos.
“Quienes creen que este es un juego de ajedrez de catorce dimensiones están equivocados”, señaló Rick Wilson, quien junto con George Conway y varios otros republicanos formó el Proyecto Lincoln, un esfuerzo para vencer a Trump en las elecciones de 2020.
George Conway “ha tomado medidas inequívocas e irreversibles que han establecido su buena fe como alguien que se opone a Trump, y ella va a estar con Trump hasta el final”, comentó, y añadió una pregunta que han planteado muchos estadounidenses acerca de los Conway: “¿Quién sabe los secretos del corazón humano?”.
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