En otros tiempos, en otro Washington, quizás este sería el momento que cambiara la trayectoria de la presidencia. Un exasesor de seguridad nacional confirma que, a pesar de negarlo, el presidente condicionó la ayuda de seguridad destinada para un aliado devastado por la guerra a que ese país brindara su cooperación contra sus rivales en Estados Unidos, lo cual es el tema medular del actual juicio político en su contra.
A primera vista, el relato de John Bolton sobre los comentarios que hizo el presidente Donald Trump en privado sonó como una repetición de la grabación considerada como prueba irrefutable de que el presidente Richard Nixon en verdad había organizado el encubrimiento en el caso Watergate y gracias a la cual, a fin de cuentas, tuvo que dejar el cargo. Para el lunes en la noche, parecía que la revelación haría más probable que el Senado aceptara que comparecieran testigos en el juicio.
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Pero esta es la era de Trump y el Washington de Trump, y las antiguas reglas ya no siempre se aplican. La estrella del programa de telerrealidad que fue electo presidente, incluso después de que en una grabación de “Access Hollywood” estuvo presumiendo sobre haber cometido acoso sexual, ha logrado sobrevivir a una tormenta política tras otra durante sus tres años en la Casa Blanca, lo que prueba que es más resistente que cualquier otro político estadounidense en la historia moderna de este país.
¿Entonces, será este un punto de inflexión parecido al caso Watergate o una revelación más que sus detractores consideran una validación, pero que no cambia la opinión de los demás? ¿Será esta otra prueba irrefutable u otra grabación de “Access Hollywood”?
La noticia del relato de Bolton redactado en un libro sin publicar, sobre el cual The New York Times fue el primero en informar, difícilmente podría haber llegado en un peor momento para Trump, justo cuando sus abogados abrieron los alegatos de su defensa en el pleno del Senado y días antes de que los senadores voten sobre testimonios como el de Bolton.
Incluso mientras los senadores republicanos estupefactos y, en algunos casos, enojados batallaban por decidir qué hacer, los abogados del presidente ignoraron, sin más, el libro de Bolton cuando se dirigieron al Senado el 27 de enero, se limitaron a repetir la aseveración de que Trump retuvo 391 millones de dólares en ayuda de seguridad para Ucrania a fin de combatir la corrupción y presionar a que hubiera más apoyo de Europa para la otrora república soviética, no con el propósito de aprovechar la ayuda extranjera para incriminar a sus rivales demócratas.
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