La mujer marcó al número de asistencia desde su auto. Su pareja quedó cesante después de que el brote del coronavirus azotó Estados Unidos, le comentó la mujer a la asesora, quien escuchaba desde un centro de atención telefónica en un sótano de Chicago.
Nunca había estado tan tenso ni se había comportado tan violento. Por favor, ayuda.
Los estadounidenses han estado recluidos en casa durante meses para detener la propagación del coronavirus: muchos de ellos viven en lugares pequeños y se han encontrado con dificultades a causa de la pérdida repentina de sus empleos y las inquietudes económicas.
En todos los estados del país, las clases se han suspendido, así que los niños no van a la escuela y están en casa.
Este confinamiento ha provocado otro tipo de crisis en escalada: los doctores y los asesores de las víctimas están notando señales de un aumento de la violencia doméstica.
Escuchan relatos de personas que están usando la fuerza, en particular en contra de las mujeres y los niños.
“Nadie se puede ir”, comentó en una entrevista Kim Foxx, la fiscal en jefe de Chicago. “Literalmente le estamos ordenando a gente que probablemente no debería estar junta en el mismo espacio que se quede donde está”.
Desde que se impusieron por primera vez las órdenes para permanecer en casa, los problemas tan solo se han profundizado.
En Chicago, la cantidad de gente en busca de ayuda ha aumentado de una manera significativa en las últimas semanas. Durante la primera semana de marzo, 383 personas llamaron a la línea directa de la ciudad que atiende los casos de violencia doméstica. Para finales de abril, la cifra semanal había aumentado a 549.
Los mensajes de texto a la línea directa también se han disparado, esto sugiere que las víctimas guardan poca distancia física de sus abusadores y consideran que los mensajes de texto son más seguros que las llamadas.
El Departamento de Policía de Chicago señaló que las llamadas relacionadas con la violencia doméstica aumentaron un doce por ciento durante un periodo que comprende del inicio del año hasta mediados de abril, en comparación con el mismo periodo de 2019.
En otras ciudades, entre ellas Los Ángeles y Nueva York, la policía ha percibido una caída en las llamadas, pero las autoridades han mencionado que creen que las víctimas están con sus abusadores en espacios tan reducidos que no pueden llamar a la policía.
Amanda Pyron, directora ejecutiva de The Network, una organización de Chicago en contra de la violencia doméstica, comentó que muchas de las personas que habían llamado a la línea de atención para casos de violencia doméstica habían solicitado refugio.
El mes pasado, en un esfuerzo por abordar la crisis, la alcaldesa de Chicago, Lori Lightfoot, anunció que, gracias a un nuevo acuerdo entre la ciudad y Airbnb, se iban a brindar habitaciones de hotel para la gente que necesitara escapar de una situación violenta.
Sin embargo, muchas de las otras personas que han hablado a la línea directa de Chicago, la cual recibe llamadas de todo Illinois, han sido víctimas que esperan el fin de las órdenes de permanecer en casa por el coronavirus, pues, según su razonamiento, irse en este momento es más riesgoso que nunca.
En algunas de las llamadas, la gente ha pedido ayuda para aprender a calmar a sus parejas, ahorrar dinero en secreto, crear palabras en código con los niños para que sepan que deben llamar al número de emergencia.
Una mujer que hace poco tiempo dejó a su pareja abusiva, y solicitó que no se publicara su nombre por temor a que el hombre pudiera tomar represalias, mencionó que había perdido su trabajo a causa del coronavirus, por lo tanto era más difícil vivir sola.
En una entrevista, la mujer dijo que no tenía ninguna intención de regresar con su exmarido, quien en una ocasión la golpeó de tal manera que la mandó al hospital, y que recibía ayuda de su familia y sus amigos. “Este momento es terrible para las mujeres que están viviendo con sus abusadores”, opinó. “De por sí es difícil largarse en tiempos normales”.
Muchos albergues han dejado de aceptar a gente nueva, tras citar inquietud por la propagación del virus dentro de sus instalaciones.
La Línea contra la Violencia Doméstica de Illinois sigue operando en el sótano de un edificio ubicado en el centro de Chicago. Hay gente que ha llamado para desahogarse, pues considera que últimamente ha aumentado el estrés en casa, comentó Alondra Montes, directora del número de atención.
En marzo, al principio de las restricciones que forzaron la permanencia en casa, escucharon muchas de las mismas preguntas. Si voy a un albergue, ¿me obligarán a quedarme ahí de manera indefinida, a fin de cumplir con las reglas que impusieron funcionarios electos? ¿Puedo viajar fuera de la ciudad o el estado?
Muchas personas han preguntado: ¿qué es más seguro, quedarme en casa con mi abusador o ir a un albergue?
“Hay problemas sanitarios, laborales, económicos y luego todo el mundo está en casa encima el uno del otro”, comentó Jenelle Pedroza, una trabajadora social de Legal Aid Chicago, quien agregó que los niños corrían un riesgo especial en épocas como esta.
“Con frecuencia los clientes mencionan que harían lo que fuera para calmar a su pareja”, comentó Pedroza. “Habrá más niños expuestos a la violencia doméstica porque están en casa y vivirán la tensión y la violencia residual”.
También ha habido efectos alarmantes en los niños. En abril, las llamadas y los mensajes de texto a la Línea Directa Nacional contra el Abuso Infantil Childhelp aumentaron un diecisiete por ciento en comparación con el mismo periodo del año pasado, de acuerdo con una vocera, Rebecca Cooper.
Un asesor de la línea directa recibió una llamada del hermano de una miembro del personal sanitario que había dejado a sus hijos pequeños con su novio, pues no tenía quien más cuidara a los niños.
Los dos niños mostraron señales de abuso físico después de estar bajo el cuidado del novio, le comentó el hermano al asesor, y la agencia local de protección infantil no intervino.
Muchos doctores, de por sí abrumados por estar tratando el coronavirus, están viendo un aumento en la cantidad de niños que presentan lesiones que revelan abuso.
Por: Julie Bosman