Un agente de la Guardia Civil se encuentra encima de un contenedor abriendo sacos llenos de restos de material de construcción. Busca el rastro de alguna persona, aunque está convencido de que "no hay nadie" en su interior. De pronto, nota algo: "¡Aquí hay alguien! pero puede estar muerto", le dice a uno de sus compañeros.
Rápidamente comienza a pedir un cuchillo para abrir el saco y poder confirmar lo que él y el otro agente (el que graba el vídeo) creían. "Id llamando a una ambulancia rápido", gritan. En ese momento, una pierna se alza en alto con aspavientos. El joven está vivo, pero muy asustado y desconcertado. Cuando se da cuenta que ha sido pillado por las autoridades y que su plan por tanto había fracasado, da un golpe contra el contenedor.
Así se constata en las imágenes grabadas por agentes de la Guardia Civil en Melilla durante la mañana del viernes 19, cuando fueron localizadas 41 personas que iban ocultas en las bateas, camiones, contenedores y vehículos articulados, previos a su embarque en los buques para introducirse de forma irregular.
El joven localizado en el interior de uno de los sacos estuvo durante horas enterrado junto a cenizas volantes tóxicas procedentes de la incineradora en su intento de llegar a la península de forma irregular como polizón. Al ser desenterrada de entre las cenizas, afortunadamente recobró el conocimiento y los agentes pudieron salvarle la vida.
No obstante, ese no fue el único escenario peligroso donde los agentes encontraron inmigrantes pues la desesperación les lleva a aprovechar cualquier oportunidad con tal de alcanzar la deseada Península. En esa misma operación descubrieron cuatro de ellos dentro en una batea con vidrios fracturados para el reciclaje, con numerosas aristas cortantes. En lo que va de año, la Guardia Civil ha localizado en la zona de seguridad del puerto a 1.781 personas con intención de introducirse en la península de manera irregular.