En un clima de alta tensión y sospecha, Nicolás Maduro ha sido declarado ganador de las elecciones presidenciales en Venezuela. Todo esto se dio luego de pasar varias horas desde el cierre de las urnas tanto en territorio venezolano como en el exterior, en un ambiente de mucha sospecha y desconfianza frente al Consejo Nacional Electoral (CNE).
Entrada la medianoche en hora venezolana, llegaron los cinco magistrados del CNE a la sala de prensa donde se encontraba toda la prensa nacional, internacional y demás invitados, que en numerosas ocasiones tuvieron simulacros de entrega de boletines. Una situación bastante inusual que se suma a los reportes de disturbios, enfrentamientos e irregularidades en varias partes de Venezuela.
“Luego de solventar una agresión en contra del sistema de transmisión de datos que retardó la transmisión de los resultados de las elecciones presidenciales, habiendo llegado al 80% de transmisión, cumplimos con emitir el primer boletín que marca una tendencia contundente e irreversible”, fueron las primeras palabras del magistrado que dio los resultados.
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Luego de ello, confirmó que la balanza electoral habría dejado a Nicolás Maduro con el 51,2% de los votos, frente a 44,2% de los votos que se llevó Edmundo González y su dupla, María Corina Machada. En total, la diferencia habría sido de poco más de 700 mil personas, una cifra que ha resultado llamativa teniendo en cuenta los cientos de miles de venezolanos en el mundo que no pudieron votar por las restricciones.
Estas elecciones, marcadas por la controversia y la incertidumbre, han dejado numerosos cuestionamientos a la legitimidad del proceso y la imparcialidad del Consejo Nacional Electoral (CNE), acusado de ser demasiado cercano al régimen de Maduro. Todo esto, a pesar de que las encuestas a boca de urna anticipaban una amplia ventaja de Edmundo González.
Un resultado bastante cuestionable, teniendo en cuenta la excesiva demora que hubo en la entrega de los boletines oficiales, sumado a varias situaciones sospechosas como el enfrentamiento en varios puestos de votación, el presunto traslado y destrucción de material electoral, presencia de personas armadas intimidando a la población, entre otras situaciones.
Maduro: Más de una década en el Poder
Nicolás Maduro ha estado al mando de Venezuela desde 2013, cuando asumió la presidencia tras la muerte de Hugo Chávez. Chávez, quien lideró el país desde 1999, dejó un legado político que Maduro prometió continuar. Sin embargo, la última década bajo el mandato de Maduro ha estado marcada por una crisis económica y humanitaria sin precedentes, así como por una profunda polarización política que ha cruzado el límite a la violación de los Derechos Humanos.
En ocasiones anteriores Maduro ya había ganado elecciones que la oposición y observadores internacionales han criticado por falta de transparencia. En 2018, su reelección estuvo empañada por acusaciones de fraude y represión hacia la oposición, lo que impidió la consolidación de un candidato opositor fuerte.
En esta ocasión, a pesar de la presencia de diez candidatos en el tarjetón electoral, Maduro logró imponerse nuevamente. Aún así, está claro que hay mucha más desconfianza y elementos irregulares que antes.
Un proceso electoral controvertido
El proceso electoral comenzó con un total de diez candidatos compitiendo por la presidencia. Entre ellos, Edmundo González se perfilaba como un fuerte contendor de oposición, apoyado por María Corina Machado, figura destacada en la oposición. González y Machado representaban una coalición que muchos esperaban podría cambiar el equilibrio de poder en el país.
No obstante, el proceso electoral estuvo plagado de irregularidades desde el principio. Maduro, quien fue uno de los primeros en votar, aseguró que votaba por la paz y la tranquilidad, pero sus declaraciones también incluyeron polémicas afirmaciones sobre ser el único "candidato perseguido", en referencia a las denuncias de persecución hechas por González y Machado.
Además, Maduro el mandatario envió un mensaje a la comunidad internacional, afirmando que: "ni nos metemos allá y que nadie se meta aquí".
Esa misma comunidad internacional, que duró horas esperando la entrega de resultados, se levantó varias veces en la jornada para exigir transparencia en el conteo de votos. Eso llevó a la Cancillería de siete países, Uruguay, Argentina, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Paraguay y Perú, a hacer un comunicado conjunto, expresando su preocupación por la falta de transparencia en el conteo de votos.
"Consideramos indispensable que se cuente con garantías de que los resultados electorales respetarán a cabalidad la voluntad popular expresada por el pueblo venezolano en las urnas", señaló el texto.
A eso se le suma una muy extraña lentitud en la transmisión de los resultados y la expulsión de testigos de la oposición en los centros de votación, que aumentaron las sospechas de manipulación. Delsa Solórzano, representante de la coalición opositora, de hecho denunció que el CNE había paralizado la transmisión de resultados en numerosos centros de votación. Algo que ahora buscan explicar con un “hackeo masivo” al sistema electoral.
Un futuro incierto
En medio de ello, preocupa el futuro para Edmundo González y María Corina Machado, quienes representan ahora una fuerza de oposición importante al régimen de Nicolás Maduro, que tendrá seis años más al mando del gobierno. Esta dupla basó su campaña en la recuperación económica de Venezuela, el libre mercado, despolitizar las instituciones y sobre todo la liberación de 200 presos políticos.
Sin embargo, voces de la oposición venezolana han señalado que preocupa la denuncia de “hackeo masivo” que hizo Maduro tras su triunfo, sobre todo porque este señaló que ya han identificado a los supuestos responsables y que la Fiscalía trabaja en encontrarlos. Algunos aseguran, ojalá no, que se trate de una pantalla para perseguir a las nuevas figuras de la oposición.
Cabe recordar que durante la campaña, María Corina Machado muchas veces denunció todo tipo de persecuciones y ataques presuntamente por parte del régimen de Maduro. De hecho, en la mayoría de las ocasiones tenía que moverse en bajo perfil y hasta escondiéndose para no verse expuesta a riesgos y ataques.
Así las cosas, con Maduro reafirmado en el poder, Venezuela enfrenta un futuro incierto. La crisis económica y humanitaria continúa, mientras la polarización política parece más profunda que nunca. La oposición, aunque cohesionada en torno a González y Machado, se enfrenta al desafío de mantener la presión y buscar formas de avanzar en sus propuestas dentro de un sistema controlado por el chavismo.
La comunidad internacional seguirá observando de cerca la situación en Venezuela. La experiencia diplomática de González y su compromiso con la democracia, podrían fortalecer el rol de la oposición en el escenario global. En ese sentido, también queda ver cómo Maduro maneja la presión externa, por parte de países que incluso desde ya se niegan a reconocer los resultados al considerarlos poco creíbles.