El hombre detenido por abofetear durante un acto electoral al presidente de Francia, Emmanuel Macron, fue condenado por un tribunal francés este jueves a 18 meses de cárcel, de los cuales por lo menos cuatro estará tras las rejas. Esta sanción se da a pesar de que el mandatario había declarado que no presentaría cargos al respecto.
Damien Tarel de 28 años, fue detenido a los pocos segundos de haber agredido fisicamente a Macron ante las cámaras durante un evento realizado el martes en Drome.
El fiscal Alex Perrin afirmó que la acción era "completamente inadmisible" y que es considerado como un "acto de violencia deliberada".
Su actuación, lo llevó a comparecer ante la justicia por el cargo de "violencia sin incapacidad sobre persona depositaria de la autoridad pública", aseguró la fiscal.
El Ministerio Público de Francia había solicitado que se dictara una pena de un año y seis meses de cárcel, la cual ha sido aplicada. Cabe subrayar que la mayor parte de la condena podrá ser cumplida en libertada siguiendo algunas disposiciones y condiciones que tendrán una vigencia de dos años.
Entre las restricciones que deberá cumplir Tarel, se encuentra la imposibilidad de ejercer su derecho al voto ni aspirar a un cargo público durante tres años. De igual manera no podrá portar armas en un plazo de cinco años.
El acusado fue llevado a prisión inmediatamente tras la solicitud del fiscal quien consideró que se estaría hablando de un riesgo de reincidencia potencial. Es "una especie de determinación fría" en este vecino de Saint-Vallier, desconocido para la justicia y miembro de asociaciones "en relación con las artes marciales, la Edad Media y el universo manga", aseveró.
Por su parte, Macron reiteró que no había realizado ninguna denuncia al respecto, afirmando que en este caso la justicia se hizo cargo "de "inmediato" por lo que no intervendrá personalmente y dejará que el proceso siga su curso.
Este martes el mandatario advirtió que este habría sido un evento "asilado: "Este incidente hay que ponerlo en perspectiva, que es, creo, un hecho aislado. No puede haber violencia, ni odio, ni en el discurso ni en las acciones. De lo contrario, es la democracia misma la que se ve amenazada", explicó en una entrevista con el periódico Le Dauphine Libere.