El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el martes un decreto que exige que las vacunas contra la Covid-19 fabricadas por empresas estadounidenses sean distribuidas primero a los estadounidenses.
Al anunciar la decisión en la Casa Blanca, Trump manifestó que su administración está "trabajando muy de cerca con otras naciones también para llevar las vacunas a otros Estados", pero dijo que su orden "garantizará que el Gobierno de Estados Unidos dé prioridad" a la distribución a los estadounidenses.
El presidente amenazó con invocar una ley de 1950 conocida como Ley de Producción de Defensa si las empresas se negaban a obedecer la orden, pero dijo que no creía que fuera necesario.
La ley permite que un presidente dirija a las empresas privadas para producir materiales que se consideren vitales para la defensa nacional.
El decreto se da días previos a que la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) se reúna para aprobar una autorización de uso de emergencia para la vacuna candidata contra la Covid-19 de la farmacéutica estadounidense Pfizer y la firma de biotecnología alemana BioNTech y que más adelante debata sobre la vacuna candidata de la compañía Moderna.
Según los informes, Pfizer ha dicho a los funcionarios estadounidenses que no puede suministrar dosis adicionales de su vacuna hasta junio o julio, en parte, porque los pedidos de otros países han reducido el suministro. Según el Washington Post, Estados Unidos ya ordenó 100 millones de dosis de la vacuna.
El general Paul Ostrowski, quien es la persona clave de Trump para la distribución de vacunas, informó que no le preocupaban los posibles impactos en la distribución de vacunas en Estados Unidos. "Está claro que Pfizer hizo planes con otros países. Se han anunciado muchos. Entendemos esas partes", manifestó durante una entrevista con el Post.
Este martes, la FDA aseguró que la vacuna contra el coronavirus fabricada por la farmacéutica estadounidense Pfizer y la firma de biotecnología alemana BioNTech "no tiene ningún riesgo" para evitar que obtenga una autorización de uso de emergencia (EUA).
Los hallazgos de la agencia mostraron que "no hay problemas de seguridad específicos identificados que impidan la emisión de una EUA".
"Se ha demostrado que la vacuna provoca un aumento de las reacciones adversas locales y sistémicas en comparación con las del grupo de placebo, que por lo general dura unos pocos días. Las reacciones adversas más comunes en el estudio fueron reacciones en el lugar de la inyección (84,1%), fatiga (62,9%), dolor de cabeza (55,1%), dolor muscular (38,3%), escalofríos (31,9%), dolor articular (23,6%) y fiebre (14,2%)", detalló el informe de la FDA.
Pese a la efectividad de las vacunas tanto de Pfizer como Moderna, podrían pasar meses antes de que una o ambas estén ampliamente disponibles. Se espera que el Gobierno de EEUU le dé prioridad a la distribución en ancianos y trabajadores de la salud antes de ampliar su aplicación.
En días previos, Trump manifestó que cree que decenas de millones de dosis de las vacunas estarán disponibles en diciembre, mientras que cientos de millones de otras vacunas les "seguirán rápidamente".