“Si los chilenos fueran la población de planeta, los recursos naturales se habrían acabado el 17 de mayo y se necesitaría un segundo y hasta un tercer planeta para sostener el tipo de vida que hemos construido”, asegura Matías Asún, director de Greenpeace en Chile.
Su afirmación refleja lo que significa que el país se haya convertido en el primero de la región en entrar en sobregiro ecológico en 2021, un concepto que hace referencia a la fecha en la que la demanda de la humanidad por recursos y servicios de la naturaleza sobrepasa lo que el planeta puede regenerar durante un año.
Organizaciones medioambientales denuncian que la situación de Chile es preocupante porque el sobregiro medioambiental ha ido adelantándose prácticamente cada año. En el 2017 fue el 24 de mayo, el 2018 fue el 2 de junio y el año pasado fue el 19 de mayo. Este fue el 17, lo que plantea un cuestionamiento directo a un modelo económico que deja en segundo plano la conservación ecológica.
Aunque Chile fue el primer país de América Latina en entrar en sobregiro ecológico este año, la primera nación afectada por este fenómeno en 2021 fue Catar, mientras que el último país en agotar los recursos naturales este año será Indonesia, de acuerdo con el informe anual dado a conocer por la plataforma Earth Overshoot Day.
En Latinoamérica los próximos países en entrar en sobregiro ecológico serán Argentina (26 de junio), Bolivia (5 de julio), Paraguay (24 de julio) y Brasil (31 de julio), mientras que Ecuador será el último país de la región en agotar sus recursos este 2021.
Una economía basada en el consumo
La paradoja de Chile, según organizaciones como Greenpeace, consiste en que mientras aumenta su producto interno bruto también ha incrementado el consumo de plásticos de un solo uso y la cantidad de agua que se requiere para sus exportaciones basadas en productos como minería, frutas y salmón, en un país que está en el puesto 18 de escasez de este elemento, de acuerdo con el Atlas de Riesgo de Agua del Acueducto del Instituto de Recursos Mundiales.
Para Carlos Zamorano, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, el modelo económico de Chile se basa en el consumo, en el que se fomenta el utilizar los recursos como si se tratara de un ecosistema infinito, una lógica que se ha hecho aún más evidente durante la crisis sanitaria desatada por la Covid-19.
Expectativas por nuevas leyes
La irrupción de constituyentes ambientalistas entre los 155 que deberán redactar la nueva Constitución de Chile en los próximos meses es vista con optimismo por organizaciones de preservación. Sin embargo, advierten que la huella ecológica del país no se revertirá en el corto plazo con un cambio de leyes.
El impacto del cambio climático ha permeado la discusión política en el país. El diputado del Partido Ecologista Verde, Félix González, señala que Chile está viviendo una crisis política y sanitaria, pero que esto no se compara con la gravedad de la degradación ecológica que enfrenta.
González advierte que el país destruye y consume mucho más de la tasa de recuperación que tiene la naturaleza y que la única vía para frenar el sobregiro ecológico es cambiar los hábitos de consumo, reducir el consumo de plásticos y las emisiones de gases de efecto invernadero.