Los daños al medio ambiente no son sólo de contaminación, sino también de energía. Al pensar en las acciones para reducir el gasto energético, surge la imagen de bombillos y elementos electrónicos que se manejan en el diario vivir; sin embargo hay algo que todos tenemos y que indirectamente afecta al planeta tierra: el uso de internet.
Cuando hablamos de internet es algo que tenemos pero que no vemos, que no es tangible. Aun así, la acumulación de información en la nube, que suponemos invisible, genera grandes cantidades de energía traducidas en emisiones de gases de efecto invernadero.
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La compañía analítica estadounidense Cumulus Media registró qué tanto se usan ciertas aplicaciones. “Cada minuto se envían en el mundo 38 millones de mensajes de WhatsApp, se visualizan 266.000 horas de Netflix, 4.3 millones de videos son vistos en YouTube, se realizan 3.7 millones de búsquedas en Google y 187 millones de mails son enviados”, explicó la entidad.
Esos datos fueron traducidos en un informe de Greenpeace, el cual catalogó el fenómeno como “crecimiento explosivo del consumo digital” y que “si Internet fuera un país, sería el sexto más contaminante del mundo”, dijo la organización.
Para Cristian Julián Díaz, decano nacional de la facultad de Ingeniería y Ciencias Básicas de Areandina, “cada vez que navegamos en la web o utilizamos aplicaciones móviles se genera un flujo masivo de bytes que pueden alcanzar los terabytes o petabytes”. Toda esa información se conduce a una nube y que, de alguna manera se ve patentado. “Exige grandes esfuerzos de refrigeración, ya que los equipos tienden a sobrecalentarse y por ende fallar”, agregó el experto.
Las consecuencias se ven en los gases de efecto invernadero, que no es un impacto tan directo, pero en la huella de carbono hay una gran infraestructura detrás de las centrales de servidores que tratan de refrigerarlos.
En ese sentido, “la industria de las TICS genera alrededor del 2% de las emisiones globales de CO2”, afirmó Greenpeace. Cada búsqueda realizada a través de la web libera 0.2 gramos de CO2, lo que significa que “mil búsquedas es igual a conducir un auto durante 1 kilómetro”.
La situación resulta alarmante al ser esta la era de la tecnología e incluso, con la pandemia, el incremento del uso de las redes sociales ha incrementado.
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¿Cómo se puede ayudar?
El académico Cristián Díaz realizó un llamado a todas las personas a utilizar la tecnología para que la información fluya de manera útil. “El acto de enviar, comentar o replicar información inútil, exige energéticamente sistemas que tarde que temprano tendrán un consumo”, contó el experto.
A su vez, los aparatos electrónicos son cada vez más usados y a su vez su durabilidad es menor. “Las personas no se están dando cuenta que el uso excesivo de tecnología está llevando a un aumento de unidades desechables de la misma”, afirmó Díaz. Cuando uno de esos equipos se desecha el medio ambiente sufre las consecuencias. “Tarde o temprano podrá soltar sustancias químicas peligrosas para los ecosistemas y para la salud humana”, agregó.
Las acciones individuales que pueden ser invisibles, pero de gran impacto son: borrar correo electrónico no deseado, limpiar permanentemente la papelera de reciclaje, disminuir la cantidad de información que se carga a la nube y hacer uso racional de los equipos electrónicos, son claves a la hora de disminuir el impacto ambiental indirecto del uso del internet y los dispositivos móviles.