Entre el domingo 30 de mayo y el miércoles 2 de junio, la Corporación Autónoma Ambiental de Santander (CAS) notificó la muerte tres de cóndores andinos en ese departamento, cerca al páramo del Almorzadero. La entidad envió los cuerpos a una clínica en Medellín para esclarecer la causa de muerte.
En un principio se creía que los cóndores habían muerto por envenenamiento. Incluso, al lado de uno de los ejemplares encontraron un pedazo de una carroña muerta. En ese caso, el animal murió por intoxicación.
Sin embargo, Caracol Radio conoció el resultado de la clínica Medicina Veterinaria Forense de Colombia Animal Defense en Medellín. Al parecer uno de los animales no murió por envenenamiento.
Alexevith Acosta, director de la Corporación Autónoma Ambiental de Santander (CAS), informó que la hembra que encontraron el domingo tenía heridas causadas por una bala. "Correspondería al disparo de un arma hechiza, de las que usan los campesinos para ahuyentar a los cóndores cuando ven amenazados los rebaños de ovejas", aseguró.
Los ejemplares de esta especie fueron los siguientes: un macho adulto que fue encontrado en un lugar llamado La Platera, cerca del Cerrito; una hembra en el Siote y el tercero de los cóndores estaba en El Mortiño indicó el señor Suárez Grimaldos.
Acosta hizo un llamado a la comunidad para que evite cualquier acción que pueda perjudicar la fauna del país. “Sin lugar a dudas disponer de una carroña es una acción humana”, añadió.
Situación de los cóndores
Es importante recordar que, a pesar de que Santander es el departamento con mayor número de cóndores en Colombia, el Primer Censo Nacional de Cóndor Andino en Colombia envió una alerta para la conservación de la especie pues está en peligro de extinción.
Aparte de que los ejemplares son reducidos, las tasas reproductivas del animal también lo son. Los cóndores ponen un huevo cada 2 o 3 años y son una especie monógama, es decir, tienen una sola pareja de por vida.
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La preservación de los cóndores resulta importante, puesto que aportan beneficios como: la aceleración de la descomposición de la carroña, reducen la probabilidad de transmisión de enfermedades generadas por los patógenos que albergan los animales en desintegración y disminuyen la presencia de especies que podrían esparcirlas.
Los riesgos de la especie tienen que ver con el envenenamiento de carroñas – como se sospecha en este caso – el choque con líneas de energía, la disminución de sitios seguros para la alimentación y anidación, y la competencia por alimentos y hábitat con especies introducidas, como los perros ferales.