Al frente de este proyecto está la profesora Claudia Jiménez, del Área de Reproducción de la Facultad, quien comenta que “aunque este procedimiento se viene haciendo en el mundo desde hace varias décadas, en nuestro país todavía es novedoso por las dificultades técnicas que representa la posterior inseminación, que requiere de equipos cuyo costo está alrededor de los 70 millones de pesos”.
La docente de la UNAL es una de las pocas médicas veterinarias reconocidas por la Asociación Club Canino Colombiano –organización que regula el uso de semen congelado en el país– para hacer este tipo de procedimientos, para el cual más de 200 pajillas con muestras de sus pacientes reposan en tanques con nitrógeno líquido a -196 °C para su conservación.
“Por los costos que implica, este no es un servicio utilizado con mucha frecuencia, pero es algo que queremos promover; estos procedimientos ayudarían a preservar el material genético de las mascotas permitiendo incluso que tengan hijos después de haber muerto, o cuando por razones fisiológicas o anatómicas no les es posible reproducirse naturalmente”, comenta la profesora Jiménez.
- Lea también: Conmovedora imagen de un perro que no se separa de su amo fallecido
- Además: Día Mundial del Perro: así lo puede celebrar
- Le puede interesar: Los restos de un perro de más de mil años fueron encontrados en Perú
El proceso es simple: se concreta una cita con el propietario y el perro, el cual se somete a exámenes tanto clínicos –para comprobar su estado de salud– como reproductivos, para evaluar si sus órganos están en condiciones adecuadas para hacer la colecta.
Según explica la profesora Jiménez, por lo general la toma de la muestra de semen de los canes se hace por masturbación, por lo que en algunos casos se puede necesitar la presencia de una perra en celo. Inmediatamente se obtiene el semen se procesa para congelación con un diluyente especial y se guarda en los tanques con nitrógeno líquido, donde puede permanecer por tiempo indefinido.
El último paso es descongelar una de las pajillas en las que se guarda el semen de los perros para probar que este sobrevive y es viable para usarlo eventualmente en inseminaciones. Se trata de un procedimiento complejo en el que se debe determinar el momento adecuado dentro del ciclo del celo de las hembras, que puede durar entre 15 y 30 días, con solo 2 días fértiles.
Este servicio también se brinda en la Clínica de Reproducción Animal de la UNAL, para el cual se le toman exámenes día de por medio al animal –como citologías y muestras de sangre– para determinar el momento exacto en el que se debe hacer la inseminación, gastando una cantidad mínima de pajillas con semen congelado, el cual se deposita en el útero a través de un endoscopio.
Mejorar los servicios
Los estudiantes y profesores de la Clínica de Reproducción Animal de la UNAL no se han limitado a brindar estos servicios, sino que trabajan día a día por mejorar este tipo de procesos. Así han conseguido mejores formulaciones de los diluyentes usados para preservar el semen congelado, fabricando productos propios en vez de importarlos.
“Los diluyentes comerciales son costosos, no se elaboran en Colombia, por eso los preparamos nosotros; esto nos ha permitido vender este producto a otros veterinarios que también están interesados en la preservación de muestras de semen congeladas en el país”, explica la profesora Jiménez.
Además, para brindar cada vez una mejor atención, actualmente están trabajando en adecuar un laboratorio y una clínica de reproducción de pequeños animales, donde esperan recibir a todas las personas interesadas en acceder a este tipo de servicios reproductivos para sus mascotas.