KienyKe.com conoció la historia de Panda, una perrita que a su corta edad ha superado todo tipo de dificultades. A pesar de que no tiene la misma capacidad de caminar como lo hace cualquier otra perrita por haber sido víctima de la crueldad humana, ha salido adelante para demostrar que el amor lo puede todo y ha dado ejemplo de lo que significa ser fuerte.
A Panda la encontraron en el mes de mayo de este año debajo de un puente, en medio de un basurero de la ciudad de Santa Marta (Magdalena) cuando apenas tenía tres días de nacida.
La persona que la encontró notó que todas sus patas estaban totalmente fracturadas, así que la llevó a un veterinario en donde le dijeron que los pronósticos no eran muy buenos y que lo mejor era sacrificarla para que no sufriera.
Daniela Soto, de la Fundación Nabguana, se enteró de la historia de Panda por redes sociales y se propuso salvarle la vida a pesar de que en ese momento no había esperanza.
“Yo me conecté inmediatamente con ella. No podía permitir que la durmieran. No podía dejar que ella se fuera de este mundo sin siquiera intentar salvarla. Ella sobrevivió a todo eso, algo me decía que había una oportunidad”, le dijo a KienyKe.com.
Daniela recibió a Panda en su casa y le comenzó a dar todos los cuidados necesarios. Sus patas delanteras estaban en muy mal estado, así que la llevó a otro veterinario donde le dijeron que había que amputarlas de inmediato por temor a que una infección le quitara la vida.
“Cuando la llevamos al veterinario nos dijeron que había que amputarle las patas de adelante porque el tejido ya estaba infectando el resto del cuerpo y la iba a matar. Las lesiones que tenía eran muy graves, al parecer se las hizo alguien con un arma blanca”, contó.
La joven comentó que, antes de la cirugía, duró una semana dándole a Panda un alimento especial y vitaminas para que pudiera resistir. Mencionó que, afortunadamente, consiguieron a una perrita que días antes había perdido a sus crías y que ella adoptó a Panda como si fuera una de ellas.
“Mágicamente la recibió como si fuera su hija. La limpiaba, le daba de comer y la protegía. Gracias a ella Panda se volvió muy fuerte. A la semana la llevamos a que le amputaran las patas de adelante y milagrosamente ella salió viva de la cirugía”, indicó.
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Daniela aseguró que Panda evolucionó muy bien; comenzó a comer mejor y por fin abrió sus pequeños ojitos. “Esto fue una luz de esperanza porque veíamos que estaba creciendo sana y aumentaban las posibilidades de que pudiera sobrevivir”, dijo.
A hoy Panda tiene más de un mes de nacida y está con más ganas de vivir que nunca. Según Daniela, ya se para sola e intenta caminar y jugar por toda la casa.
“Tiene muchas ganas de caminar, se levanta sola, ya quiere jugar. Corre y molesta a los demás perritos. Es muy preciosa. Con mi mamá la cuidamos todo el día, le damos de comer, sus medicinas y jugamos con ella”, mencionó.
Daniela señaló que está a la espera de que Panda esté más fuerte para poderla someter a la cirugía de sus patas traseras, debido a que estas también estaban fracturadas y en muy mal estado.
Dijo que también necesita conseguir una silla de ruedas o mandar a hacer unas prótesis, con el fin de que Panda pueda caminar sin dificultad y pueda jugar como una perrita normal.
“Está muy saludable y está creciendo gordita. Cada día está más grande y se le notan las ganas de vivir. Ella ha sido un ejemplo de todo lo que significa ser fuerte en esta vida y está aferrada a demostrar que todo se puede. Tenemos muchos planes con ella, queremos seguir dándole mucho amor”, finalizó.