El trofeo de la Copa del Mundo está en Bogotá. Ese, que ningún jugador colombiano ha tocado, estuvo en las manos de Juan Manuel Santos por unos segundos. 5 kilogramos de oro macizo de 18 quilates (75% del trofeo es oro puro) más una base de malaquita, hicieron que el presidente sintiera lo mismo que los capitanes que la alzan cada cuatro años. Sin embargo, ¿Sí era la Copa real?
La FIFA tiene motivos para salvaguardar el trofeo más codiciado por futbolistas, entrenadores y dirigentes, pero también de manos extrañas que amenazaron la seguridad del mismo a lo largo de la historia. La actual versión simboliza al hombre y el mundo, a diferencia de su predecesor, el trofeo Jules Rimet que retrataba a Niké, la diosa de la victoria. Pero la metáfora es un mito porque solo unos pocos han podido tocarla.
Entre esas manos que tuvieron el placer de tocarlo más allá de los jugadores está la de Silvio Gazzanigga. El escultor italiano tomó la herencia de Da Vinci y Miguel Ángel y diseñó un culto al sacrificio y a la grandeza humana para darle vida a la Copa, no obstante su valor lo ha hecho apetecido para coleccionistas que lo ven como uno de los botines más preciados.
El trofeo que todos quieren, no solo los jugadores
A toda costa se pretende impedir que suceda lo que pasó con la Jules Rimet, que a lo largo de la historia estuvo en las manos equivocadas. La mayor amenaza fue en tiempos de la Segunda Guerra Mundial cuando reposaba en Italia, nación campeona del mundo en aquel entonces, y los nazis que no pudieron conseguirlo de manera deportiva en la copa disputada en Francia en 1938, lo buscaron en toda la península sin imaginar que Ottorino Barassi, vicepresidente de FIFA en aquel tiempo, lo mantenía oculto en una caja de zapatos hasta que el conflicto culminó y se reanudaron los campeonatos mundiales.
Sin embargo, la suerte con la que contó en tiempos de guerra no la mantuvo en los años venideros. A pocos meses de iniciar el campeonato mundial de Inglaterra en 1966, el trofeo cayó en manos misteriosas luego de ser exhibida en un salón de Westminster el 20 de marzo de aquel año. Enseguida, Scotland Yard se puso en la tarea de recuperarla pero para vergüenza de la Policía, fue un perro de nombre Pickles quien halló la preciada copa envuelta en papel periódico en un jardín de la zona de Norwood.
Este perro rescató la Jules Rimet días después de ser robada
El delito sin resolver inspiró a la FIFA a hacer copias del trofeo que fueran exhibidas. Solo en los torneos mundiales se exhibiría la copa real que quedaría en potestad del campeón del mundo por cuatro años y de manera definitiva en aquel país que lograra ganar el campeonato tres veces, algo que conquistó Brasil en 1970.
Pero ni así el trofeo estuvo totalmente seguro. La copa Jules Rimet fue custodiada durante mucho tiempo por un cristal irrompible y a prueba de balas, sin embargo, tenía un talón de Aquiles. En la parte posterior del cofre había material hecho de madera lo que produjo que en 1983, el trofeo fuera robado nuevamente.
La copa jamás apareció pero si logró saberse quienes efectuaron el robo. El argentino Juan Carlos Hernández, el traficante de oro más reconocido en la década del 80 en Brasil, junto a otros tres paisanos irrumpieron en la Confederación Brasileña de Fútbol poco antes de navidad y se quedaron con la ancestral copa de 1,8 kilogramos de oro y 49 centímetros de alto.
¿Qué pasó con la copa? En realidad se desconoce si está en poder de alguien aunque se presume que fue fundida y convertida en lingotes de oro. Los responsables fueron condenados en 1998 y al cabo del tiempo tres de ellos murieron llevando el secreto a la tumba.
El misterio de la Jules Rimet elevó al máximo las alarmas de FIFA para preservar al nuevo trofeo. Siendo un tesoro apetecido por los caza recompensas, estimado en 200.000 dólares aproximadamente, se han creado numerosas replicas que sirven como distracción para aquellos que quieren apoderarse de la copa más apetecida.
Una copa preciada que solo pueden tocar unos pocos, España el último
No obstante, el trofeo no siempre está en peligro únicamente en manos extrañas. En 2006, durante los festejos de la selección italiana, la copa sufrió algún daño por lo que tuvo que ser refaccionada justamente en suelo itálico.
Desde allí, se ha manejado con mayor mesura y en habitual que las copas que se exhiben al público sean merar replicas. Durante el mundial de Sudáfrica varias de ellas fueron robadas pero FIFA afirmó que la verdadera sigue a salvo y por eso cae la duda: la copa que está en Colombia, ¿si es la copa real?
El trofeo mundial, mentiras, verdades y misterios
Mié, 29/01/2014 - 11:00
El trofeo de la Copa del Mundo está en Bogotá. Ese, que ningún jugador colombiano ha tocado, estuvo en las manos de Juan Manuel Santos por unos segundos. 5 kilogramos de or