'Yo Me Llamo’ es una de los programas más vistos por los colombianos que siguen noche a noche las presentaciones de los imitadores que allí participan por un gran premio.
Esta edición del programa que ya llega a su recta final recientemente despidió a uno de los participantes. Se trata de Junior Cuesta, quien imitó al cantante estadounidense Bruno Mars y que quedó fuera de la competencia el pasado miércoles luego de enfrentarse a los otros concursantes.
Sin embargo, a pesar de no haber logrado seguir en el programa este joven paisa que creció en Bucaramanga y que es hijo de un talentoso periodista deportivo tiene una carrera en los negocios que arrancó cuando empezó la pandemia y que tiene un interesante elemento creativo que ha sorprendido a muchos de colombianos que lo conocieron en las noches de ‘Yo Me Llamo’.
- Lea también: ¿Lo sabía? Cinco compañías famosas que tienen que ver con Ucrania
- Además: ¿A qué se debe la fuerte caída del dólar en Colombia?
Se trata de ‘Postres y Canciones’, un proyecto que el artista tiene junto con su esposa y que en pandemia fue su salvavidas que se convirtió en un proyecto que hoy cuenta con 22 mil seguidores en plataformas como Instagram donde ofrecen sus productos que tienen un diferencial: la música.
“Aunque no lo crean, ‘Postres y Canciones’ nació en medio de la pandemia. Para nosotros fue literalmente un regalo del cielo. Llegó a nuestra cabeza la idea de fusionar la música con la repostería, aunque no supiéramos de repostería en ese momento. Era una propuesta totalmente única, dedicar canciones en línea, acompañadas de un rico postre presencial. La idea era mágica e idónea para lo que queríamos transmitir, experiencias genuinas que conectan a las personas y acortan distancias. ¡Era un reto! Pero queríamos hacerlo. Poco a poco fuimos creciendo y Postres y Canciones se fue convirtiendo en nuestro salvavidas económico y matrimonial”, relata la pareja en las redes de su emprendimiento.
Es así como este emprendimiento ofrece no solo deliciosos postres sino toda una experiencia a sus clientes que en cada postre pueden encontrar un código QR que los remite a una canción o un cover personalizado hecho por Cuesta.
Este proyecto que poco a poco ha ido tomando más fuerza, es un claro ejemplo del ejercicio creativo y de seguir adelante por el que pasaron muchos colombianos desde marzo del 2020 cuando anunciaron los primeros casos de covid-19 en el país, situación que puso muchos limitantes a empresarios y emprendedores que tuvieron que repensar sus estrategias.