Decenas de mujeres afganas publicaron este jueves en redes sociales varios videos en los que se les observa cantando, en señal de protesta por la última restricción impuesta por los talibanes en Afganistán, que prohibieron el sonido en público de la voz femenina.
“Nuestra voz no es Aurat (privada) y tentadora, tus ojos fabrican tentaciones" o "mi rostro no es tentación, tus ojos fabrican tentaciones", son algunas de las proclamas que canta una decena de mujeres -algunas de ellas con el rostro tapado- en uno de los vídeos que circuló en redes sociales.
Las mujeres pronunciaron estas frases mientras sostenían carteles con el rostro tachado del líder supremo de los talibanes, el mulá Hibatullah Akhundzada, que acabaron partiendo por la mitad.
En los videos aparecen desde mujeres en solitario hasta otros grupos de afganas, reivindicando su derecho a hablar o a mostrar su rostro en público.
"Los talibanes han impedido mi voz, mi rostro, mi mirada y mi presencia. Ven y sé mi voz por última vez y di: Mujeres, vida y libertad", se escucha en otro fragmento.
Además de condenar el sonido en público de la voz de mujer como una falta contra la modestia, el Gobierno de facto de los talibanes en Afganistán ratificó la semana pasada una ley que obligaba al uso del velo a las afganas.
La ley, impulsada por el todopoderoso Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, establece como necesario que las mujeres se cubran el rostro y el cuerpo para evitar "causar tentación", y evitar el sonido en público o de la voz en alto de mujeres, incluyendo cantar, recitar, o hablar frente a micrófonos.
Asimismo, prohíbe a los conductores transportar mujeres adultas sin un tutor masculino legal.
Desde su llegada al poder en agosto de 2021, los talibanes han impuesto un goteo implacable de prohibiciones contra las mujeres que las empujan a quedar cada vez más recluidas en el ámbito privado, a imagen de lo que sucedió durante el anterior régimen de los talibanes, entre 1996 y 2001.
Estas limitaciones incluyen la prohibición de la educación secundaria y superior femenina, o que las afganas desempeñen la mayoría de trabajos.
Los talibanes justifican estas medidas bajo el amparo de la interpretación que hacen de la sharia o ley islámica
Diez prohibiciones que han impuesto los talibanes
Desde la toma del poder por los talibanes en agosto de 2021, Afganistán ha regresado a una era de restricciones severas y represión, donde las mujeres y niñas enfrentan una serie de prohibiciones que han transformado sus vidas en un tormento continuo.
A pesar de las promesas iniciales de moderación y cambio, el régimen talibán ha impuesto restricciones draconianas que han silenciado a la mitad de la población y han ahogado sus esperanzas de progreso y empoderamiento.
1. Prohibición de la educación
Uno de los golpes más duros a los derechos de las mujeres y niñas afganas ha sido la prohibición de la educación. Desde que los talibanes asumieron el control, las niñas mayores de 12 años han visto cómo se pospuso indefinidamente su acceso a la escuela. Las mujeres también han sido excluidas de la enseñanza superior. Aunque inicialmente se intentó implementar una segregación por sexos, a finales de 2022, el Ministerio de Educación afgano decidió cerrar completamente las aulas a las mujeres, negándoles el derecho a aprender y a desarrollarse profesionalmente.
2. Exclusión del mercado laboral
El entorno laboral para las mujeres ha cambiado drásticamente bajo el régimen talibán. La prohibición de trabajar fuera del hogar ha afectado severamente la economía familiar. Aunque algunas doctoras y enfermeras tienen permiso para trabajar en hospitales específicos para atender a mujeres y niñas, sus interacciones con colegas masculinos están prohibidas. En las zonas rurales, las restricciones se intensifican, limitando aún más el acceso a servicios médicos esenciales para las mujeres.
3. Restricciones en el código de vestimenta
El estricto código de vestimenta impuesto por los talibanes obliga a las mujeres a cubrirse de pies a cabeza. Las reglas incluyen prohibiciones como el uso de tacones altos y pantalones acampanados, con castigos severos para quienes desafíen estas normas. Las mujeres que no cumplen con el código de vestimenta enfrentan azotes y abusos, reflejando una visión opresiva de la moralidad y la conducta pública.
4. Restricción de movilidad
Las mujeres en Afganistán no pueden salir de sus casas sin estar acompañadas por un mahram, un pariente masculino cercano. Esta restricción se extiende incluso al transporte público, limitando significativamente su autonomía y acceso a servicios esenciales. Esta política no solo restringe su libertad de movimiento, sino que también perpetúa su dependencia y sumisión.
5. Prohibición de la participación en deportes
La exclusión de las mujeres de las actividades deportivas y los centros de entrenamiento ha afectado negativamente su salud y bienestar. Esta prohibición también limita sus oportunidades de socialización y desarrollo personal, profundizando la brecha de género y la opresión sistemática.
6. Segregación en el transporte público
La segregación de género se extiende al transporte público, donde los autobuses están divididos en secciones para hombres y mujeres. Esta separación refuerza la división de los géneros en la sociedad y limita la interacción y la movilidad de las mujeres.
7. Control sobre el matrimonio y la reproducción
La crisis económica y las restricciones educativas han llevado a un aumento de matrimonios precoces y forzados. Las familias, a menudo desesperadas, obligan a las niñas y mujeres a casarse con talibanes o bajo presión económica. Esta situación socava su autonomía y poder de decisión sobre su vida y su cuerpo.
8. Invisibilidad pública
La opresión talibana también ha transformado los espacios privados en áreas de vigilancia constante. Las mujeres deben evitar asomarse a las ventanas y asegurarse de que estas sean opacas para no ser vistas. Además, la prohibición de fotografiar o filmar a mujeres reduce su visibilidad y contribuye a su marginación social.
9. Restricciones a la libertad de expresión
Las mujeres que intentan protestar contra estas opresiones enfrentan represión violenta. A pesar de los riesgos, muchas siguen luchando valientemente por sus derechos, organizando protestas y desafiando la brutalidad del régimen talibán. Sin embargo, estas acciones a menudo resultan en palizas y otras formas de violencia.
10. Cierre de salones de belleza
La orden de cerrar salones de belleza ha eliminado un espacio vital para la economía familiar y para la interacción social entre mujeres. Estos establecimientos también servían como refugios seguros y puntos de encuentro, y su cierre representa una pérdida significativa para la comunidad femenina.
