En entrevista con Caracol Radio, el rector de la Universidad Nacional de Colombia, Leopoldo Múnera, confirmó un grave incidente de abuso sexual ocurrido dentro del campus de Bogotá.
El hecho, ocurrió la noche del 19 de diciembre de 2024 e involucra a una estudiante de la Universidad Distrital, quien fue víctima de agresión sexual en el área conocida como el Parque Freud, cerca del edificio de Sociología, durante una despedida de semestre.
El incidente y la respuesta institucional
El rector de la Universidad Nacional, Leopoldo Múnera, indicó que la denuncia fue presentada en las primeras horas del 20 de diciembre.
Según el testimonio del profesor Diego Torres, quien también fue parte del Consejo Superior Universitario (CSU), la joven fue violada dentro del edificio de Sociología, y la denuncia está siendo gestionada por las autoridades competentes.
En este contexto, la vicerrectora de la sede Bogotá, Carolina Jiménez, se trasladó a la Fiscalía para coordinar las diligencias judiciales pertinentes.
Múnera subrayó la gravedad del caso, recordando que, especialmente los jueves, el campus se convierte en un lugar de encuentro donde se realizan fiestas abiertas al público, conocidas como los "Jueves de Freud". Estos eventos, a pesar de su popularidad, han generado controversia debido al consumo de sustancias psicoactivas y alcohol que no están permitidas.
¿Qué son los “Jueves de Freud”?
Desde hace varios años el "Jueves de Freud" se ha popularizado no solo entre estudiantes de la Universidad Nacional, sino de otros universitarios y jóvenes que se encuentran cada jueves en la noche para compartir con sus grupos de amigos y en la que es usual que se consuma alcohol o incluso otras sustancias psicoactivas como marihuana.
Sin embargo, aunque este espacio que es accesible también al público en general ha sido objeto de críticas y debates por el el consumo desmedido de alcohol y sustancias psicoactivas.
De hecho en 2022, un caso similar de violación fue denunciado, lo que aumentó la preocupación sobre la seguridad dentro del campus durante este tipo de espacios y eventos que deberían ser seguros para cualquier persona. En ese entonces, la Mesa Feminista "la Ramona" denunció una agresión sexual a una estudiante que se encontraba en estado de alicoramiento.
Aunque para muchos este tipo de situaciones se presentan por el uso de estas sustancias, esto no debería ser un argumento, pues no justifica ninguno de los casos de violencia y agresiones de género en el campus o fuera de él.
Con respecto a esto, el rector Múnera señaló por otro lado que este tipo de actividades, especialmente en períodos de vacaciones, incrementan la vulnerabilidad del campus, ya que el personal de seguridad es menor y el control de acceso es más difícil.
En este caso particular, el presunto agresor, quien no pertenecía a la comunidad universitaria, fue capturado en flagrancia y se encuentra bajo investigación por parte de las autoridades.
Desafíos en la seguridad del campus
Uno de los problemas recurrentes mencionados por las autoridades universitarias es la falta de control efectivo durante estos espacios y eventos, especialmente con la apertura del campus a personas ajenas a la comunidad universitaria.
Múnera reconoció que los esfuerzos previos por regular el acceso a través de las puertas de entrada no han tenido el impacto esperado. Según el rector, estas medidas solo han generado incomodidad interna y no han logrado frenar incidentes de violencia, como el ocurrido el 19 de diciembre.
El caso ha desatado un debate sobre la necesidad urgente de revisar las políticas de seguridad y las medidas preventivas en la universidad, especialmente para proteger a las estudiantes y la comunidad en general. El rector también hizo un llamado a la reflexión sobre el comportamiento dentro del campus.
La Universidad Nacional: ¿un lugar seguro para las mujeres?
Este caso resalta la importancia de generar un ambiente más seguro para las mujeres y garantizar que las víctimas de violencia sexual reciban el apoyo necesario.
La Universidad Nacional, al igual que otras instituciones educativas, enfrenta el reto de asegurar que sus espacios de convivencia no sean peligrosos para los estudiantes. Las autoridades ya están tomando acciones concretas en este sentido, con la vicerrectora Carolina Jiménez atendiendo las diligencias judiciales necesarias.
Por otro lado, el caso ha reavivado las discusiones sobre los protocolos de seguridad y las medidas de prevención de abusos dentro de las universidades públicas. Muchos insisten en la necesidad de un cambio estructural en la cultura universitaria, donde el respeto, la seguridad y el bienestar de todas las personas sean prioritarios.
Sin embargo, en este punto es necesario preguntarse: ¿Qué tan seguros son estos espacios?, pues sí hablamos específicamente de la Universidad Nacional, en el pasado se han presentado graves denuncias contra miembros del cuerpo docente que para muchos colectivos feministas no ha sido atendida con la seriedad y la eficiencia que requieren estos casos, ya que se ha terminado revictimizando y dejando solas a quienes valientemente han denunciado y expuesto a sus agresores.
De hecho, de acuerdo a Vorágine, portal periodístico de investigación, la Nacional ha archivado el 82% de denuncias a docentes por violencias de género, como es el caso del profesor Carlos Medina, a quien grabaron gritándole a María Luisa Rodríguez, una de sus colegas: “¡¿quiere ver qué es violencia de género?!” y han denunciado cinco veces desde el 2020.
Otro caso que ha sido muy sonado es el del docente Porfirio Ruíz, denunciado por la antropóloga y maestra en estudios de género Mónica Godoy, quien también señaló ser atacada por Carlos Medina en diferentes espacios.
Con todo esto, queda claro que muchas personas consideran que la universidad no es, un espacio seguro, como lo han expuesto colectivos como el de Género y Seguridad que desde el 2027 inició la campaña #NoMásAcosoUN y que pública las denuncias anónimas de denuncias a profesores por violencias basadas en género a través de redes sociales y carteles en diferentes locaciones del campus de la Unal.
Los hechos ocurridos en la Universidad Nacional de Bogotá no solo llaman la atención sobre la situación de violencia sexual, sino también sobre las medidas preventivas que deben ser tomadas para proteger a los estudiantes y evitar que situaciones similares se repitan.