
La Fiscalía General de la Nación ha logrado identificar a seis personas que estarían involucradas en el atroz crimen de Sara Millerey, una mujer transgénero asesinada en el municipio de Bello, Antioquia.
El caso, que ha generado una profunda conmoción en la sociedad colombiana, es investigado como un presunto transfeminicidio y ha reavivado el debate sobre la protección de los derechos de la comunidad LGBTIQ+ en el país.
Un crimen marcado por el odio
De acuerdo con la información oficial, las autoridades están en proceso de validar la trazabilidad de los implicados, cuyas identidades aún no han sido reveladas por motivos de seguridad y avance procesal.
La Alcaldía de Bello, mediante un comunicado, indicó que estas personas estarían vinculadas a una estructura criminal que opera en el área metropolitana del Valle de Aburrá, y se presume que el asesinato de Sara estuvo motivado por prejuicios relacionados con su identidad de género.
“La Fiscalía avanza en la judicialización de los responsables y se están recolectando más pruebas que permitan esclarecer los hechos en su totalidad”, señaló la entidad.
El testimonio de una madre que no se rinde
El pasado lunes 14 de abril, Sandra Borja, madre de la víctima, rompió el silencio en una conmovedora entrevista en el pódcast Más allá del silencio, conducido por el periodista Rafa Poveda.
En su relato, compartió detalles inéditos del caso y reveló uno de los mensajes más impactantes que dejó su hija antes de morir: “Me dejé sin vida”. Esta escalofriante frase ha circulado ampliamente en redes sociales, convirtiéndose en un símbolo del dolor que vive su familia y del sufrimiento que Sara enfrentó en sus últimos momentos.
Según Sandra, su hija fue una mujer valiente, llena de fe y convicciones, que luchó desde muy joven por vivir su identidad con autenticidad, enfrentando la discriminación y la violencia que aún persiste contra las personas trans en Colombia. “Le encantaba brillar”, recordó, describiendo cómo Sara usaba maquillaje y accesorios para resaltar su cabello y sus ojos, símbolos de su identidad.
En su testimonio, la madre también desmintió rumores malintencionados sobre la vida de Sara y defendió su memoria: “Mi hija no estaba en malos pasos. Ella merecía vivir, no morir de esa forma tan violenta”.
Una sociedad que exige respuestas
Desde diversos sectores sociales y organizaciones defensoras de derechos humanos, se ha manifestado un contundente rechazo ante este crimen. Líderes comunitarios, colectivos LGBTIQ+ y figuras públicas han alzado su voz para exigir justicia, castigo a los responsables y medidas urgentes para proteger a las personas transgénero, quienes siguen siendo víctimas de violencia estructural en Colombia.
“El transfeminicidio de Sara no puede quedar impune. Es necesario que el Estado actúe con contundencia para garantizar la vida y los derechos de las personas trans”, expresó Camila Jaramillo, vocera del colectivo “Diversxs de Antioquia”.
Además, se ha revelado que una hora clave podría ser determinante en la investigación. Las autoridades analizan registros de cámaras de seguridad, testimonios y llamadas para reconstruir la cronología de los hechos que llevaron a la muerte de Sara Millerey.
La urgencia de políticas de protección
Este caso ha vuelto a poner sobre la mesa la urgente necesidad de políticas públicas efectivas que garanticen la seguridad de la comunidad LGBTIQ+. Según cifras de organizaciones sociales, en lo que va del año 2025 ya se han registrado más de 12 asesinatos de personas trans en el país, la mayoría de ellos sin resolver.
La muerte de Sara Millerey no solo es una tragedia personal y familiar, sino un reflejo doloroso de una sociedad que aún no logra erradicar la violencia motivada por el odio y la intolerancia. Hoy, Colombia enfrenta una deuda histórica con las personas trans, y la exigencia de justicia no puede quedarse en el olvido.