Los cuerpos sin vida de Elena Salazar Torrico y Rubén Fernández Rojas fueron encontrados en el piso de su vivienda ubicada en la región de Chochabamba, al centro de Bolivia. A simple vista se notaba la forma en la que les dieron muerte, habían sido ahorcados con crueldad.
De acuerdo a las autoridades bolivianas las dos personas perdieron la vida a manos de su propio hijo, Álvaro Fernández, un hombre de 31 años que estaba estudiando medicina en una universidad privada de ese país.
Los hechos se registraron el pasado sábado hacia las 11:00 de la noche, mientras la pareja se encontraba en la residencia. En ese momento, Álvaro llegó al domicilio, ya con el macabro plan en la mente.
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Cuando vio a su padre le propinó un golpe en la cabeza con un objeto contundente y lo estranguló con una goma de neumático de vehículo. Luego, asesinó a su madre, al ahorcarla con el mismo objeto.
A su hermana, quien también se encontraba en el lugar, la golpeó en la cabeza, lo que le causó un desmayo. Él la creyó muerta, pero la mujer logró reponerse y reportar los hechos a la policía.
Tras cometer el macabro hecho, Álvaro se dirigió hacia el negocio de sus padres y robó varias pertenencias. Después, huyó.
La razón que habría motivado a Álvaro a tomar la terrible decisión, según las autoridades, es porque sus padres le insistían que terminara sus estudios universitarios, ya que llevaba más de nueve años y no había logrado graduarse. Además, lo habían dejado de ayudar económicamente.A pesar que Álvaro se dio a la fuga, fue capturado en la noche del domingo. La justicia de ese país se encargará de esclarecer el crimen. Por lo pronto, el sujeto ya se encuentra tras las rejas.