Numerosos son los ejemplos de fiestas originadas por la tradición católica, casi siempre en honor al cumpleaños de un santo según indica el calendario litúrgico, que en las últimas décadas han cambiado de significados y de prácticas a raíz de la publicidad y la penetración de diversas industrias en las celebraciones.
La tendencia general en el mundo es la de olvidar los motivos originales de los días festivos y sus correspondientes celebraciones, y aunque las abuelas tengan por lo general razón en renegar del olvido de los jóvenes, no la tienen, curiosamente, en el Día de San Valentín, que no figura en el calendario litúrgico, no honra ningún santo real, ya que San Valentín es, en el mejor de los casos, un híbrido de varios mártires ninguno de los cuales fue jamás canonizado, y cuyas historias nada tienen que ver con los amores de la juventud.