Carlos Salas
Carlos Salas

Válgame Dios si eso es una exitosa marcha

“Caminar, caminar y caminar” pedía el pasado 6 de marzo un reconocido, pero venido a menos, periodista como si caminar pudiera tumbar dictaduras de facto que se cubren con el manto de la democracia. Ese llamado a caminar me hace recordar a Forest Gump quien logró caminando atraer cientos de simpatizantes que se unieron a su “causa” creyéndolo uno de esos delirantes calentólogos a quienes todo se le cree hasta la locura de que los humanos estamos sobrando y habría que deshacerse de  su mayoría por que tan solo respirar hace un inmenso daño al medio ambiente. Pero no se trata de eso cuando menciono lo de “caminar, caminar y caminar” sino a algo un tanto más acorde con nuestra triste y vergonzosa realidad, insoportable para los colombianos, que anima no a “caminar, caminar y caminar” pero si a marchar, palabra que prefiero aunque no haya gran diferencia en los términos. Con una convocatoria que fue exitosa porque fuimos muchos los que salimos a la calle a llenar las plazas del país nos vienen ahora con el cuento de que fue una marcha exitosa. Lo que espero siempre en casos como este, por demás catastróficos, es un milagro y de esos bien grandes, porque creer que, caminando, marchando o quedándonos parados en una plaza hará que el usurpador decida buenamente largarse es de una ingenuidad que no deja de ser muy tierna en el caso de que sea creíble para algunos caminantes o marchantes, pero terrible si son los políticos de la oposición los ingenuotes que se lo creen.

Hace unos años, en una de esas marchas contra el miserable que vendió el país llevándolo a la situación actual, uno de apellido Santos, fuimos llegando a la Plaza de Bolívar y, como es de puro sentido común, frente al congreso con megáfonos se instalaron los animadores de la oposición. En el costado occidental el mismo que hoy es presidente -por obra y gracia de su corrupta campaña y que le debe mucho a la cobarde tolerancia del gobierno de turno- quien para ese entonces hacía la peor alcaldía de la historia de Bogotá que, por cierto, no se ha caracterizado por tener buenos alcaldes, instaló una tarima y desde ahí, con música y ruidos sabotearon nuestra manifestación. Para mi gran decepción me encontré que los organizadores de la actual caminata o marcha, o lo que sea, tenían montado un parapeto similar y con música, ruidos y palabras huecas opacaban los gritos de los manifestantes que llegaban a la Plaza de Bolívar, especialmente y sistemáticamente el que se ha convertido en todo un sello de identidad: ¡Fuera Petro!

Se trataba de un tinglado de esos bien montados, esta vez no para un concierto popular sino para que los políticos profesionales y amateurs de la oposición pronunciaran su corto discurso y despotricaran del mequetrefe repitiendo lo que todos sabemos, denunciando la corrupción que ya es pan de cada día y gritando arengas tan solo para ganar los aplausos del auditorio. Y es que es una oportunidad de oro para los políticos, tener una Plaza de Bolívar llena es como si les cayera del cielo y no hay que perder oportunidad cuando se trata de ganarse al electorado… para luego venir a decir a los cuatro vientos que fue una exitosa marcha.
Admito y lo repito que fue una exitosa convocatoria y que somos muchos los desesperados, asqueados y, francamente, mamados con lo que ocurre con este pobre país llevado del diablo y no es más que digan para que salgamos de nuevo así nos sintamos decepcionados con el resultado, pero de ahí a afirmar que fue exitosa hay un gran trecho o sino vean los resultados, pero con un microscopio porque a simple vista no se ven.

Hace once años que dejó este mundo, para ir al lugar que le corresponde en el infierno, el pomposamente llamado comandante Hugo Chávez, con la ayudita de Fidel Castro, sin lugar a dudas, cuyo interés, el de Fidel, era el de instalar a un tarado mental que siguiera sus órdenes con mayor sumisión que el tal Chávez que comenzaba a mostrarse altanero, para continuar su saqueo de la otrora rica Venezuela. Esto viene a cuento justamente porque como respuesta a las manifestaciones del pasado 6 de marzo el mequetrefe nos anuncia que se va a quedar en el poder en cuerpo propio o ajeno, siguiendo los pasos del “comandante”, reformando el corrupto proceso electoral con el que se hizo elegir porque “este es un sistema electoral que, si se cuestiona el de Venezuela, es muchísimo peor el colombiano”. Si será caradura este tipejo que nos malgobierna.

A una respuesta tan descarada de parte del que se pretende atornillar en el poder a una manifestación que descalifica asegurando que fue de la oligarquía, debemos responder en una próxima caminata o marcha o lo que sea, con el grito que nos une, el de ¡Fuera Petro!, sin que lo opaquen con música de mal gusto y con discursos oportunistas.

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Carlos Salas
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