¿Un país, cinco presidentes?

En la historia del poder ejecutivo en Colombia se registran dos casos de presidencia colectiva ejercida legalmente por cinco ciudadanos (años 1863-1864 y 1957-1958), y varios casos de dos mandatarios ejerciendo al tiempo, en distintas fechas, el uno en un lugar y el otro, en otro (años 1831, 1854 y 1867). Y eso, sin hablar del pintoresco caso de tres presidentes en 24 horas (13 de junio de 1953).

Lo anterior, hechos del pasado. Porque los hechos catastróficos del presente político y social, con olor a insurrección socialista (¿a qué más podría oler?), llevan a pensar que algo está pasando aquí en materia presidencial. En otras palabras, que el caos de las últimas semanas ha agudizado la imaginación de muchos ciudadanos –entre ellos la de este columnista, que no se ha vacunado contra ella– para sospechar que en Colombia, hoy por hoy, cogobiernan varios presidentes, como en los años arriba señalados, pero en porcentajes desiguales. 

Con base en lo que se dice e insinúa en los medios y en las redes (anti)sociales, una de las listas de cinco presidentes que pueden armarse es la formada por Iván Duque, claro está, Francisco Maltés, Gustavo Petro, César Gaviria y Álvaro  Uribe. Vayamos al grano.

Iván Duque. Es el presidente constitucional, elegido para cuatro años en 2018 por voluntad de más de diez millones de colombianos, entre ellos quien esto escribe, con base en diversas promesas, algunas de las cuales no ha sabido, podido o querido cumplir en sus ya casi tres años de mandato. Ha tenido que enfrentar, como todos sus antecesores, grandes problemas, en esta ocasión, por ejemplo, dos gravísimos: la pandemia china y la pandemia del odio, ambas en curso. 
•Es temeroso respecto del poder y trabaja (ojo, despistados, es una ironía…) para Francisco Maltés, el siguiente mandatario paralelo.

Francisco Maltés. Es el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, rol en el cual debe cumplir –se lee en documentos de la CUT– con lo ordenado por la Junta Nacional sindical: “Oponerse a las políticas del gobierno de Duque y contribuir a la conformación de un frente amplio, sin exclusiones, de cara a las elecciones del 2022, que sea alternativa de poder”. Habla como estadista en ciernes, implacable, ordena bloquear y desbloquear, y le ordena al presidente titular (a quien tiene en jaque) lo que debe hacer o no hacer en todos los frentes de la realidad colombiana. 
• Es un ganoso del poder y trabaja para su correligionario Petro.
 
Gustavo Petro. Se siente presidente y a sus intervenciones por las redes las llama “alocuciones”. Su ego se halla como el Universo: en permanente expansión. Se sienta, no en el Universo, sino en el ego… ¡Y en la palabra! La que sale de su boca cuando opina sobre el papel de las fuerzas armadas, la configuración de la economía, la organización de las masas, las tareas de “su” guardia indígena y sus hordas, que marchan por las calles y marchan a su voz. Adopta poses fugaces de conciliación y cambia pronto a poses de confrontación. 
• Es un lujurioso del poder, y trabaja para sí mismo, para nadie más.

César Gaviria. Fue presidente entre 1990 y 1994. Dice que es liberal, y lo dice de modo fogoso, autoritario, dogmático. También aspira a que Duque haga lo que él, Gaviria, desea que realice desde la presidencia alrededor de la economía, la conformación del gabinete, la política tributaria, lo social, los embajadores, la juventud, y un largo temario. Todo lo afirma y firma en un tono de galería... de arte. 
• Es receloso respecto del poder ajeno, y trabaja para su partido y su hijo Simón.

Álvaro Uribe. Ejerció el mando entre 2002 y 2010. Hoy, muy preocupado con su discípulo Iván Duque por la manera como gestiona las pandemias china y del odio, el expresidente trata de “cogobernar” ayudándole en estas complejas circunstancias desde las redes sociales, por las redes telefónicas y mediante las redes de amigos. Pese a su carácter frentero, se ha vuelto prudente en la búsqueda del éxito del mandatario con sugerencias, consejos, insinuaciones, inquietudes, preguntas, lecturas, informaciones, etc. 
• Es quejoso del poder actual y trabaja para Duque, aunque muchos piensan que también lo hace para su hijo Tomás.

¿Habrá más nombres? Invito a proponerlos a quienes hayan llegado hasta aquí. 

INFLEXIÓN. Y a propósito de nombres, el Libertador se llamaba Simón José Antonio de la Santísima Trinidad. ¿Será que el presidente colombiano podría llegar a llamarse Iván Francisco Gustavo César Álvaro? La clave estará en el apellido…

Por: Ignacio Arizmendi Posada 

22/05/21

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