Es cierto, en las crisis del futbol nada pasa. Por eso, mañana será otro día, otro despertar, otros torneos mejores que el presente con sus tormentas.
No es esta, la última rumba. Es sólo fútbol… fútbol y no tragedia.
No es la primera vez que los desencantos sacuden el ambiente del balón, con señalamientos para dirigentes, entrenadores, futbolistas, periodistas y organismos que controlan e investigan.
Por los resultados murieron Andrés Escobar y Álvaro Ortega, víctimas de la intolerancia y el salvajismo. Fueron verdaderas tragedias. Solo quedan recuerdos porque poco o nada se hizo.
Profundo el desengaño actual. Como en otras ocasiones cuando las expectativas fueron superiores a los números y al rendimiento.
Es cuando habla y enseña la memoria.
El futbol debe cambiar desde la cúpula hasta las bases. Con autoridad firme del gobierno, sin concesiones por razones políticas. Con pensamientos reflexivos y no con conflictos tóxicos.
Modernizando no sólo sus estructuras oxidadas, sino las ideas; inspirado en la meritocracia y no en las roscas. Con proyectos sólidos, formación y respaldo a los entrenadores, con estabilidad en los procesos e inversión en la competencia, en la formación de futbolistas integrales y no solo en el enriquecimiento de quienes lo dirigen y lo juegan.
Con mejores escenarios para entrenar y competir, con respeto a los aficionados.
Priorizando el espectáculo, sobre el negocio, algo que hoy se ve utópico.
Desde los partidos con lealtad al competir y no desde juzgados, tribunales amañados, reacciones pendencieras, árbitros condicionados o periodistas indiferentes. Que los goleadores no sean los abogados sino los futbolistas.
Sin minimizar las caídas, los momentos de zozobra, sin pregonar con arrebatos vanidosos que el futbol no es del pueblo sino de quienes lo dirigen. Sin Dios y sin ley.
Se mejorará la competitividad desde el aprovechamiento de los errores. Sin mirar con prepotencia las críticas, con el convencimiento de que quien denuncia no es un enemigo del futbol y que, para controvertir, no hay necesidad de censuras y vetos.
Como ven, si hay un mañana.
Creado Por
Esteban Jaramillo