Los ciudadanos enfrentan diariamente una serie de desafíos derivados de las deficiencias en el transporte público y el exceso de vehículos particulares. Estos problemas afectan no solo la movilidad, sino también la calidad de vida y el relacionamiento en la ciudad. El parque automotor en Colombia a finales de 2023 sumaba 18,9 millones de automóviles, según datos del Registro Único Nacional de Tránsito, lo cual deriva en una congestión crónica vehicular y en altos niveles de contaminación del medio ambiente.
Las calles de nuestras ciudades están diseñadas bajo una influencia modernista el cual promovía el uso del vehículo particular como símbolo de progreso y desarrollo. Esta visión priorizaba la construcción de vías, relegando el transporte público a un segundo plano, y no proporciona un
espacio seguro para peatones y ciclistas, y limita las opciones de una movilidad sostenible, de la misma forma, el desplazamiento por las vías se convierte en una experiencia estresante para los pasajeros, quienes deben lidiar con largos tiempos de espera y trayectos prolongados debido a los
atascos vehiculares.
Frente a este panorama, la revitalización urbana emerge como una solución viable para transformar las ciudades colombianas en unos espacios más vivibles y cohesionados. Según, Jan Gehl, arquitecto y urbanista danés pionero en el diseño urbano, los espacios públicos bien diseñados pueden revitalizar una ciudad al promover la interacción social y la actividad económica, y se reduce al mismo tiempo la dependencia de los vehículos particulares.
Jan Gehl enfatiza en la importancia de diseñar ciudades para las personas, enfocándose en crear espacios públicos atractivos, seguros y accesibles, para que se adapten a las necesidades y capacidades de las personas, al promover la caminabilidad y la ciclabilidad se fomenta la interacción social a través de la creación de plazas, parques y áreas comunes donde los ciudadanos puedan reunirse y participar en actividades comunitarias.
Al igual, el arquitecto expone la necesidad de promover prácticas sostenibles que reduzcan la dependencia de los automóviles a partir de la expansión de zonas peatonales y el uso de transporte público eficiente, con la obligatoriedad de garantizar que los espacios públicos sean seguros, bien iluminados y accesibles para todos, que incluya a personas con discapacidades y adultos mayores; lugares salvaguardados por la misma comunidad.
Existen varios ejemplos que nos da Jan Gehl, en Copenhague la revitalización urbana es una experiencia emblemática de cómo puede transformarse una ciudad. Allí, han sido implementadas extensas redes de ciclovías y zonas peatonales, para reducir significativamente el uso de vehículos particulares. La mejora de los espacios públicos ha favorecido una cultura de convivencia y actividad física, y generado una población más saludable y vinculada entre sí.
De igual manera, Times Square en Nueva York pasó de ser una caótica intersección llena de coches a un dinámico espacio peatonal. Este proyecto de peatonalización no solo aumentó los niveles de seguridad y la calidad del medio ambiente, además fortaleció la economía local, atrajo a más
turistas y residentes para disfrutar de las nuevas áreas públicas.
En Colombia la revitalización urbana es viable en tanto se expandan proyectos como los parques biblioteca, sistema de teleféricos, escaleras eléctricas y rutas de ciclovías para que sean atendidas las necesidades de transporte no solo en las comunas menos favorecidas de las ciudades, sino como una red óptima de movilidad que atraviese y vincule a la ciudad en pleno, y promueva la inclusión social y reduzca la delincuencia. Cuando se renuevan estos espacios se crean entornos sociales donde los ciudadanos se sienten seguros y motivados a pasar tiempo al aire libre y disminuye la
necesidad del uso de los carros particulares.
La revitalización urbana y la transformación de los espacios públicos son esenciales para incrementar la habitabilidad en nuestras ciudades. Al aplicar principios como los planteados por Jan Gehl y se aprende de ejemplos exitosos en otras ciudades, se enrutará a convertir a las urbes
colombianas en entornos resilientes, sostenibles y cohesivos. La creación de espacios públicos bien diseñados no solo mejora la movilidad y reduce la contaminación, fomenta la interacción social y el bienestar comunitario. Es tiempo para que alcaldes y gobernadores inviertan en el futuro urbano de
nuestras ciudades al crear ciudades para la gente y por la gente.