La película “Sound of Freedom” ha puesto la conversación sobre el tráfico de personas, especialmente de niños, sobre la mesa. Alrededor del mundo se asombran por las cifras de taquilla que ha recaudado esta cinta y el interés de la gente por asistir a verla.
Es importante que se de esta conversación, que se ponga los ojos sobre este drama que ocurre cada día en las calles de todas las ciudades del mundo. Y Bogotá no es ajena a este crimen, al contrario, cada día aumentan las cifras de niños y niñas que vemos deambulando por las calles, evidenciando una situación de la que nadie quiere hablar pero que cada vez es más evidente: la explotación de niños que son utilizados para mendicidad y también para explotarlos sexualmente.
Esto no es nuevo en Bogotá, pero si se hace más visible cuando la realidad la vemos en cientos de calles, y ya no solo en algunos sectores a los que nadie quería poner cuidado.
Lo que muestra y evidencia “Sound of Freedom” es una realidad aberrante, que se prefiere desconocer, pero puede pasar en la puerta de al lado. Son miles de personas alrededor del mundo involucradas, en un crimen que genera más de 32.000 millones de dólares al año en el mundo y del cual miles de personas son víctimas.
Según Women´s Link Worldwide en Colombia más de 70.000 personas son víctimas del crimen de trata de personas cada año, de las cuales más del 30% son menores de edad. Cifras que no se evidencian en los números oficiales porque las denuncias son muy pocas, y esto hace que este delito sea aún más difícil de combatir. Además, según la Oficina de las Naciones Unidas contra el Delito (UNODC) Bogotá es la ciudad donde se registra el mayor número de trata de personas en el país.
No podemos seguir siendo indiferentes ante este crimen, ver cientos de niños en las calles tiene que hacernos reaccionar, necesitamos no sólo una mejor respuesta por parte de las autoridades para garantizar los derechos de estos niños, sino también una respuesta de la sociedad ante lo que está pasando. Prender las alertas cuando vemos que hay niños que están siendo utilizados para mendicidad, reportar cuando vemos que hay lugares donde se presume que pueden estar explotando sexualmente a menores, trabajar de la mano con las personas que laboran en lugares como hoteles, restaurantes y bares para que sean conscientes y responsables de hacer algo cuando detectan que hay mayores con menores de edad.
No podemos seguir dándole la espalda a los niños, es responsabilidad de todos detener este crimen y ayudar a que los niños vayan a los colegios, tengan una vida feliz, y no sigan deambulando por las calles y siendo víctimas de delitos atroces, que no son ficción sino la cruda realidad.
*Para reportar si un menor es víctima de trata de personas se puede llamar a la línea 144 del ICBF y a la línea 155 de la Policía Nacional. En Bogotá a través del whatsapp 3002505050.
