Antonio María Peñaloza compuso una simpática canción, que la orquesta de Lucho Bermúdez junto a la voz de Matilde Díaz interpretara de manera magistral hará más de medio siglo, en la que se cuenta como en una alcaldada se resuelve, que por ser suficiente para el pueblo media res, mátese media vaca y al tigre que se pasea de noche por la ciudad se resuelve, artículo único, mátenlo como sea. Una alcaldada, dice el diccionario, es un dicho o sentencia necia, una acción arbitraria o inconsiderada que ejecuta un alcalde o cualquier persona que abusa de su autoridad. Ya de eso se ocupó el mequetrefe, cuando fue alcalde de nada más y nada menos, no de Corozo ni de Zapata, sino de la misma Bogotá, de dar muestras de sus afamadas alcaldadas, las que no quiero recordar ahora para no ponerme a llorar. Y como presidente, nada más y nada menos no de una junta local sino del inmenso país que es Colombia, no se abstiene de dar motivos para que recordemos la canción cuando en “uso de facultades legales y considerando” pretende gobernar por decreto ¿Para qué? Para llevar al país al abismo si es que ya no estamos ahí porque la cosa se ha puesto muy oscura ¿Cierto?
Habría que explicarle al personaje de tragicomedia que nos gobierna que a media vaca no se le puede matar sin que perjudique a su otra mitad y que por lo tanto no habría más leche ¿O habrá que explicárselo con plastilina? A veces siento que mis facultades legales… perdón, mentales, no me están brindando garantías y que la locura del mandatario empieza a convertirse en un peligroso virus. Cuando escucho algunas boberías de los que nos representan como oposición en el congreso tiendo a corroborar que es así y que ni con tapabocas nos vamos a salvar de su contagio y nos convertiremos en un pueblo de delirantes, sin que aparezcan locos de los buenos, como Miley, sino apenas tímidas palomas que rinden loas a la impresentable vice del impresentable pre.
Es distinto que un anarquista de mercado de apellido Milei en una adolorida Argentina en la que su orgulloso y pretensioso pueblo ha soportado veinte años del funesto y destructor peronismo de la nueva generación, diga sus locuras, a que sea un Petro, el que a punta de candidaturas y candidaturas sigue creyéndose candidato, las diga. Prefiero las de Milei que llenan de esperanza a un país empobrecido a las de Petro que nos llenan de desesperanza.
Lo cierto es que en franca decadencia se encuentra el esperpento creado por Lula y Fidel hace treinta y tres años y que bautizaron con el pomposo nombre de Socialismo del siglo XXI cuando no es ningún foro (de Sao paulo) ni ningún grupo (de Puebla) sino una asociación internacional del crimen organizado cuyo fin ha sido, y lo ha cumplido en buena parte, traer miseria y dolor a estos pueblos del sur del rio Grande o al sur del río Bravo, como dicen los eruditos periodistas, o simplemente a la América Latina que era como la conocíamos los de mi generación.
El mequetrefe debería haber caído hace rato. Cargos los hay de sobra, lo que no hay es una Fiscalía, ni unas Cortes ni un Congreso que no sean de bolsillo. Si no ha caído es porque lo sostienen sus paniaguados y, de esa forma, podrá mantenerse los dos años y once meses restantes. Y -ojalá, Dios nos oiga-, como lo hizo otro corrupto de talla mayor de apellido Samper, se retire a gozar de las dadivas de ser ex presidente, ya no de una república bananera sino de una república cocalera, sueño dorado de estos dos malandrines que se hicieron al poder y se mantuvieron en él por obra y gracia del maldito negocio.
¿Será que con media vaca alcanzaremos a nutrirnos en lo que queda por delante hasta 2026? ¿Y con la otra media vaca sortearemos, después de la debacle, las penurias de un país arruinado por obra y gracia de las alcaldadas de un inepto?