Jimmy Bedoya

Profesional en administración policial y de empresas, doctorando en estudios sociales (UExternado), máster en administración de recursos humanos (Ucav de España), máster en administración de negocios -MBA- (UExternado), especialista en seguridad (Espol), gobierno y gerencia pública (EAN) y control interno (UJaveriana), y CIDENAL (Esdeg). Es columnista y consultor con más de 30 años de experiencia en seguridad pública, capital humano y control interno.

Jimmy Bedoya

Diversidad, innovación y ética: el trinomio del liderazgo para 2025

El liderazgo para el año 2025 enfrentará retos que demandarán un enfoque renovado y adaptativo. La creciente complejidad caracterizada por la incertidumbre, disrupciones tecnológicas, crisis climáticas y un aumento en la desconfianza institucional son los desafíos más destacados que moldean la agenda global, y exige que los líderes reconceptualicen sus estrategias. ¿Qué acciones deben tomar los líderes para enfrentar con éxito estas complicaciones? La respuesta radica en adoptar una perspectiva que combine diversidad, innovación y ética como ejes centrales de sus directrices y catalizadores esenciales para un liderazgo efectivo para el próximo año.

La diversidad en el liderazgo no es simplemente una cuestión de justicia social, es un imperativo estratégico. Como señala Chris Dyer en su libro “The Power of Company Culture”, una cultura organizacional sólida se basa en la inclusión y en la colaboración de diferentes perspectivas. En un mundo donde los problemas son cada vez más complejos, la heterogeneidad se convierte en un activo invaluable. Los líderes deben fomentar entornos donde se valoren las diferencias, permitiendo que las ideas fluyan y se transformen en innovaciones significativas.

La innovación no es un acto aislado, es el resultado de un ecosistema colaborativo. Para 2025, los líderes deben crear espacios donde se promueva el pensamiento divergente. Esto implica facilitar laboratorios de transformación, establecer equipos multidisciplinarios y, sobre todo, empoderar a las voces menos escuchadas dentro de sus organizaciones. La inclusión activa de diversas opiniones enriquecerá el proceso creativo e impulsará un sentido de pertenencia y compromiso entre los colaboradores.

A medida que la desconfianza en las instituciones se intensifica, la ética se convierte en un pilar estratégico para el liderazgo. La ética no debe ser vista como un conjunto de reglas a seguir, sino como un principio que guía cada decisión. En el contexto colombiano donde la corrupción ha socavado la confianza en el liderazgo, es esencial que los líderes se comprometan a actuar con transparencia y responsabilidad.

Chris Dyer enfatiza que la cultura de una organización se construye sobre los valores que sus líderes encarnan. Un liderazgo ético se traduce en decisiones responsables con el objetivo de establecer un estándar para el comportamiento dentro de la estructura institucional. Para reconectar con sus audiencias es necesario que los líderes se comuniquen con un propósito claro y auténtico en resonancia con los valores de la sociedad, con el fin de atraer a los mejores talentos, y fortalecer la confianza ciudadana y la reputación organizacional.

Para que los líderes en Colombia, tanto del sector público como privado, puedan integrar estos elementos en sus estrategias, propongo las siguientes acciones: implementar políticas que promuevan la diversidad en todos los niveles de la organización. Crear espacios donde todos los miembros del equipo se sientan cómodos compartiendo ideas y opiniones, ya que la escucha activa es crucial para fomentar un ambiente colaborativo. Promover el aprendizaje a partir de errores, en lugar de castigar los fracasos, en donde los desaciertos sean vistos como oportunidades de capacitación. 

Al igual, implementar métricas claras para evaluar el progreso hacia objetivos de diversidad e inclusión. La transparencia en estos procesos es fundamental para generar confianza entre los colaboradores y reconectar con la ciudadanía mediante decisiones éticas, con el propósito claro de fortalecer la reputación organizacional y aumentar el compromiso comunitario.

En conclusión, es necesario un liderazgo inclusivo y transformador que combine diversidad, innovación y ética esencial para enfrentar los desafíos del 2025. En Colombia los líderes deben intervenir con urgencia y determinación para reconectar con sus audiencias y construir organizaciones sólidas con un impacto positivo en la sociedad. Este es un llamado a las autoridades y a la ciudadanía para que trabajen juntos en la creación de un futuro donde el liderazgo sea efectivo y catalizador. El liderazgo no es solo una posición, sino una acción. Es momento de actuar.

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