La filósofa polaca Alicja Gescinska en su ensayo “La música como hogar, una fuerza humanizadora” concluye que la música nos ayuda a entender mejor a los demás y a nosotros mismos siempre y cuando seamos conscientes del contexto de lo que entra por nuestros oídos, y tengamos en cuenta su expresión, su interpretación y su significado. Hoy en día escuchar música se ha convertido en una actividad constante durante la pandemia, y más cuando se aprecian por TikTok las coreografías de treinta segundos que pueden convertir a cualquier persona en tendencia, como le pasó a Nathan Apodaca cuando iba patinando por la calle tomando jugo de Ocean Spray con la canción “Dreams” de la banda de rock Fleetwood Mac.
Al ser un libro con reflexiones filosóficas, claramente la autora no dudó en citar a uno de los antiguos griegos. Por ejemplo, Platón tenía una postura un poco autoritaria frente a la música en La República sobre el modelo ideal del orden social. Decir que el Estado debe ejercer un estricto control sobre la música porque si corrompe el espíritu era objeto de prohibición. En estos tiempos de Spotify es algo imposible. Platón consideraba que la música instrumental sin letra corrompe y sugiere actitudes impúdicas, a diferencia de la música tranquila en modo dórico (uno de los modos de las 7 escalas modales cuyo patrón es T -S -T –T- T -S -T. T: Tono S: Semitono) que estimula las virtudes.
Hoy en día la música evoca más que nunca todos los sentimientos que minorías, mujeres y fanáticos buscan reivindicar, a tal punto de convertirse en un himno, que si bien no se corea en masa, sí recibe las reacciones necesarias por redes sociales. Por ejemplo el himno feminista que se extendió por todo el mundo titulado “El violador eres tú” o un ejemplo más cercano, con la canción “Guardia Fuerza” de la Minga Indígena, hasta la armoniosa melodía que se oye previo a un partido de futbol de la Champions League. Frente a todo este universo musical de la que emergen todo tipo de sentimientos, solo me queda la inquietud de cuál sería la reacción de platón frente al llamado contra la violencia machista de “Yo perreo sola” de Bad Bunny.