Emerge como algo que flota en Mar Chiquita, la laguna Salobre más grande de Suramérica, donde viven tres especies de espectaculares flamencos (son seis las existentes en el mundo). Queda en Córdoba (Argentina), donde los gobiernos local y nacional desarrollan un excelente trabajo de protección. Emociona admirar tanta belleza rosada, y contradictoriamente al mismo tiempo inquietarse con preguntas que flotan en el aire: ¿Por qué el ser humano, dotado de inmensas capacidades y posibilidades de expansión, debe acudir al uso de sustancias para sentir que solo así puede lograr su desarrollo?
Fue el psicólogo y químico rumano Corneliu E. Giurgea en 1972 quien les puso el nombre «nootrópicos» derivado del griego nous (mente) y tropein (girar hacia), a las ahora conocidas como «drogas inteligentes». Lo hizo cuando sintetizó el Piracetam (un estabilizador de la membrana neuronal).
Son sustancias que mejoran algunas funciones mentales como memoria, concentración, atención, creatividad e inteligencia. Las hay sintéticas y naturales. Las primeras se consideran fármacos (drogas), y tienen un efecto más prolongado, como por ejemplo los colinérgicos, los estimulantes y los dopaminérgicos.
Las naturales se hallan dentro del grupo de suplementos alimenticos, tienen efectos menos duraderos y se presumen más saludables. De estas hay aminoácidos (taurina y triptófano); cafeína (aviva la concentración, pero puede producir ansiedad y angustia), y hierbas, como por ejemplo el famoso Ginkgo biloba y el Ginseng, destinados a mejorar las capacidades cognitivas y el humor.
Las personas que las buscan lo hacen con el fin de despertar sus sentidos, aclarar sus mentes y potencializar su energía, porque creen que así alcanzarán el éxito empresarial, académico o deportivo.
Se ha investigado el uso de nootrópicos particularmente en instituciones de excelencia académica (universidades de la Ivy League), en ambientes empresariales exitosos (Wall Street, Silicon Valley) y en atletas de alto rendimiento. Un metaanálisis de la Universidad de Manchester mostró que entre el 8 y el 34 por ciento de los estudiantes los han ingerido motivados por superar sus promedios estudiantiles. Dicen que han conseguido hacerlo, y que con el mismo propósito han difundido sus beneficios entre sus compañeros.
La Gingko biloba es una planta medicinal procedente de Asia, de la que se dice que mejora la circulación y el flujo sanguíneo. En la actualidad se cultiva en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos, China y Corea.
Se le atribuyen múltiples propiedades por sus compuestos: flavonides o antioxidantes y terpenos. Inclusive se ha recomendado —sin evidencia médica— para prevenir el alzhéimer, los trastornos mentales, la esquizofrenia, los problemas de visión, el asma y las alteraciones sexuales.
Las personas con diátesis hemorrágicas no deben usarlo, como tampoco deben hacerlo las embarazadas o los epilépticos. Hay que tener sumo cuidado con las reacciones cruzadas con anticoagulantes y antiagregantes plaquetarios.
¿Usted cree que esta planta medicinal le puede funcionar a un muchacho de 25 años para que mejore su concentración y sus notas? La respuesta es simple: no funciona en uno de 65 que presente algún deterioro, mucho menos lo hará en un joven que no la necesita. Insisto en que los tres mejores médicos del mundo se llaman: ser feliz, hacer ejercicio y descansar.
Honoré de Balzac era adicto al café: se tomaba unas 50 tazas diarias y hasta se comía una cuchara de café molido al día. A propósito, quienes tienen problemas cardiacos deberían mantenerse alejados de la cafeína y la efedrina, pues su presión arterial y su frecuencia cardiaca podrían aumentar.
Entre los nootrópicos sintéticos preocupan dos: las anfetaminas y el metilfenidato. Están aprobadas para personas con trastornos por déficit de atención e hiperactividad. La mayoría no registran mejoramiento de sus habilidades mentales, pero afirman adquirir «más energía» y motivación para trabajar. Imagino los sagaces tomando Ritalina: con ojos distantes y somnolencia recibiendo información que se va tan rápido como llega, sin procesar. Y 48 horas más tarde de ingerirla: ¡Qué guayabo!
Hay quienes no acuden a la farmacia sino a la cigarrería, para mejorar la memoria y la atención. Bueno, la sociedad de hoy es consciente de los daños colaterales del cigarrillo. Son demasiados los riesgos que se toman cuando se fuma. Y demasiadas la morbilidad y la mortalidad a esto asociadas.
Las medicinas funcionan y son necesarias: solo cuando el organismo las pide. Su fecha de expiración debe ser simultánea a la superación de la necesidad específica que llevó a medicarla en primer lugar.
Diptongo: hoy leí una columna sobre adicción. Espesa y exigente. Le faltó recomendar creatina que incrementa la musculatura. Hay que visitar Mar Chiquita.ca