El futuro es hoy. Desde la pelota, la técnica individual aplicada al colectivo, la vocación atacante, el atrevimiento que da confianza, la velocidad de movimientos con sorpresa y los goles de brillante concepción, Colombia tuvo un prometedor arranque contra Guatemala, rival precario, en la era Lorenzo como entrenador oficial.
Es nuestro estilo.
No se requiere escarbar mucho para encontrarlo, cuando se privilegia la habilidad y no el músculo, cuando no gobiernan los miedos, cuando se propone con riesgos.
Tiene Colombia excelentes futbolistas con pasado, presente y futuro, dispuestos, por la actitud apreciada, a lavarle la cara a la selección, después de su estrepitosa caída, en el camino al mundial.
James disipó las incógnitas. Se vio distinto, con buena disposición. Aunque trotón, por su tiempo inactivo, fue inteligente en su ubicación entre líneas, influyente con sus precisos pases, dándole dinámica al juego desde su habilidad mental, para encontrar la opción de gol. Fue suya la rúbrica a la jugada brillante, por la asociación con la pelota, en la primera anotación.
En el estreno de Lorenzo, poco o nada de los esbozos tácticos de Rueda. Tampoco hubo rastros de Pekerman o Queiroz. Se apreció el libreto del técnico actual, con su sentido común, con los jugadores en sus posiciones, definidas sus funciones, capitalizando las cualidades de sus futbolistas.
Como su tarea no es solo convocar, es también gestionar y conducir, confió de nuevo en los responsables del fracaso anterior y no lo defraudaron.
Citó y alineó a Llinás, Sinisterra, Durán, Asprilla y Carrascal, quienes ingresaron con aprobado a la vida adulta de la selección. Con los veteranos, una buena combinación.
Esta vez a Luis Díaz le sobraron gambetas. Las mismas que le faltaron a Cuadrado, ambos con rendimiento discreto. A David Ospina, a quien poco le llegó el balón, lo sorprendieron en el descuento. Se esperaba, de él, una mejor reacción. Vino a mi memoria aquel gol de Perú, que nos sacó de Catar.
Un nuevo comienzo, un nuevo amanecer. Recarga de ilusiones, con los jóvenes futbolistas que justifican la renovación, para volver al triunfo y al gol. El futuro es hoy. Lo importante no es contra quién se juega, sino cómo se juega.