La sociedad confía su voto en alguien que puede solucionarle la gran mayoría de problemas, no para empeorarlos. Pero no son pocos los casos en los cuales, tras pasar de candidato a gobernante, el asunto tiene una mutación desagradable.
Es preciso reflexionar sobre algunos síntomas que se constituyen en un común denominador de algunos personajes que tienen las riendas de varias naciones. Lo que he denominado, los 7 pecados capitales de un gobernante.
Tal vez no sean los únicos, no obstante, podrían constituirse en los más relevantes a la hora de evaluar los cambios que han llevado a varios países al estancamiento social.
- Polarización Es una de las estrategias a las que acuden para poner las cosas en blanco o negro, encontrar varios enemigos, dividir a la gente y con esto, encuentra su escenario natural de confrontación permanente.
- Los insultos No pierden ocasión para lanzar todo tipo de adjetivos sin sustentación contra otros líderes políticos, instituciones y gremios. Los agravios son una adicción incontrolable para atacar sin pausa.
- Información falsa abusan de este recurso sin sonrojarse, inventan cifras, datos, situaciones, cambian hasta la historia, para acomodar una narrativa que engaña, de hecho, se ha considerado este asunto como una verdadera amenaza para la sociedad.
- Gobernar desde twitter La red social ahora convertida en X es utilizada de forma abusiva, excesiva por muchos mandatarios para descargar desde allí, toda una artillería de palabras en contra de todo aquel que lo cuestione.
- Mesías en un alto porcentaje se creen que son los salvadores, que sin ellos no es posible encontrar las soluciones a los más críticos casos sociales, entonces dan por sentado que nadie por encima de ellos. Son intocables.
- Modo electoral pocos meses después de llegar al poder, arrancan de inmediato a instaurar un ambiente típico de elecciones y con esto ocultan la evidente incapacidad de gestión.
- Odio a lo institucional nada les gusta del Estado, cuestionan por igual a parlamentos, altas cortes, mandatarios territoriales, arrasan con la dignidad de todas las instituciones. Les importa un carajo.